Viento a favor
Y es que, la innovación va estrechamente ligada al contexto económico y, a falta del cierre de los datos oficiales, los distintos servicios de estudios y análisis financieros coinciden en que 2016 fue un buen año para la economía española. Según el Panel de Previsiones para la Economía Española de Funcas, el PIB creció un 3,3%(dato de consenso entre los 17 servicios de Análisis encuestados). Según este mismo organismo, 2017 se cerrará con un avance del 2,4%, previsión que, de hacerse realidad, supondría que el PIB español retornaría a un nivel superior al registrado en 2008 y, por tanto, a unos valores precrisis.
Se abre, por tanto, un nuevo y esperanzador escenario para el gran consumo, en el que la innovación jugará un papel esencial. De hecho, los nuevos productos tienen un claro efecto positivo sobre las categorías de los mismos, lo que provoca una expansión del mercado y un crecimiento del PIB y del empleo del sector. Esta es una de las principales conclusiones del informe “Impacto económico de la innovación en el sector de Fast Moving Consumer Goods”, elaborado por KPMG para la asociación Promarca sobre la innovación en los sectores de alimentación, bebidas, droguería,perfumería, e higiene personal. En este estudio, la consultora analizó 22 categorías de producto, en el periodo comprendido entre enero de 2012 y enero de 2016 y no deja lugar a dudas: “la innovación no sólo incrementa las ventas del producto innovador, sino que provoca un efecto arrastre al aumentar las ventas del resto de productos no innovadores dentro de la categoría”. La relación positiva entre innovación y crecimiento del gasto en cada categoría ha permitido a KPMG estimar el impacto de la caída experimentada por la innovación desde 2010. El estudio concluye que las ventas de las 22 categorías analizadas se hubiesen incrementado en más de 1.100 M€ en 2015 con los niveles de innovación existentes en 2010.Asimismo, la contribución al empleo directo de las 22 categorías analizadas es de 122.000 empleos, pero de haberse mantenido los niveles de innovación previos a la crisis esta cifra podría haberse visto incrementada en 2.700 empleos adicionales, que podrían haber alcanzado los 8.000 si se tiene en cuenta el arrastre sobre el empleo indirecto.