Cada vez más cadenas de distribución alimentaria confían en la implantación de circuitos de cartelería digital para comunicarse con el cliente; una conexión que, poco a poco, camina hacia la conversión del comprador en un sujeto activo.
La cartelería digital permite mostrar fácilmente productos, servicios y una gran variedad de mensajes para conectar con los clientes e incrementar su notoriedad; además, tiende un puente hacia la tienda digital, sus contenidos se pueden actualizar rápidamente y personalizar a nivel local o incluso individual; el avance tecnológico en software y hardware (kioskos, mupis, ‘video walls’, tótems, pantallas de gran tamaño o estándares, señales, etc.) ofrece cada vez más posibilidades e incluso cumple con un objetivo de sostenibilidad como es la reducción del uso de papel, según señalan las fuentes consultadas para este informe. También puede generar mayores ventas (con porcentajes cambiantes, como el 24% que señalan el proveedor HMY o la publicación Digital Signage Today, el 34% de la especialista tejana en software RMG Networks o el 40% que apunta la feria de impresión digital C!Print) e incluso crear ingresos adicionales vía acuerdos con terceros que actúen como anunciantes, según las opiniones del sector recabadas para este informe.
Del lado contrario, algunos factores limitantes son la falta de estandarización y de sensibilización o el elevado coste de los circuitos tanto en inversión como en mantenimiento. Esta última opinión es compartida por el director de Marketing de In-Store Media, Wiro Martín, que achaca a esta circunstancia que “la digitalización al 100% de todos los elementos de comunicación será difícil de ver”, si bien apunta que “la tendencia a digitalizar es una realidad en la distribución alimentaria y por ello, vamos a ver año tras año nuevos circuitos con pantallas”.