Conservas Rías Baixas 1907, regentada por la familia Cachero, ha materializado la compra sobre la unidad productiva de Conservas Iglesias. La primera llevaba esperando desde el mes de marzo a que el Juzgado Mercantil nº 2 de Pontevedra aceptase la operación, dado que Iglesias se encontraba en proceso de liquidación. La operación -realizada por 500.000 €- incluye las marcas ‘Iglesias’, ‘Portonovo’, ‘Delsol’ y ‘Areamilla’; y los recintos industriales en las localidades lerenses de Moaña y O Porriño.
Aparte de la suma indicada, la familia Cachero se ha comprometido ante el tribunal a pagar a la deuda de unos 144.000 € que Conservas Iglesias mantenía con la Seguridad Social y a conservar los 80 puestos de trabajo que la sociedad extinta reunía entre la fábrica y el almacén. También se quedará al cargo de las obligaciones hipotecarias de las citadas instalaciones.
Conservas Rías Baixas 1907 S.L. se constituyó como empresa ad hoc para esta adquisición, es decir, para fabricar, comercializar, importar y exportar todo tipo de conservas. Sus socios Hugo Cachero, Pilar Solís y Aquaria de la Cruz S.L. asignaron 12.000 € de capital social a partes iguales. Las estimaciones iniciales consistían en aumentar la plantilla un 10%, alcanzar la facturación anterior en un periodo de cuatro años -crecimiento anual del 8%- y potenciar la producción de MDD. Asimismo, los nuevos dueños contemplan incrementar la capacidad de cocción de túnidos y una mejora en el sistema de depurado en línea en Moaña. En O Porriño, por su parte, no consideran llevar a cabo cambios sustanciales, ya que las 1.800 cajas/día sobrepasan el objetivo de producción.
Sin embargo, el trabajo de la compañía durante todo el proceso concursal y la posterior liquidación han elevado estas previsiones. Julio Rivas, gerente de la entidad, ha confirmado a Alimarket que cerrarán el presente ejercicio con una facturación de 9 M€. Este dato supondría aumentar en más del 70% sus ventas respecto a 2017 (5,2 M€).
Conservas Iglesias solicitó concurso de acreedores en mayo de 2017, tras varios parones periódicos y ante la falta de financiación para continuar con su actividad. Antes de adentrarse en esta situación, procesaba alrededor de 2.000 t al año entre mejillones, sardinillas, filetes de caballa, melvas y, desde 2014, ventresca de atún claro.