Multinacionales extranjeras han entrado con fuerza en el mercado español, con la toma de participaciones relevantes en dos de los líderes, los catalanes Freixenet y Codorníu, generando incertidumbre en torno a las estrategias que llevarán a cabo, la posible venta de activos y los cambios que pueden provocar en un escenario, por lo demás, altamente competitivo.
El proceso de toma de control, con el 68% de Codorníu por parte del fondo estadounidense Carlyle Group y el 50% de Freixenet, por parte del alemán Henkell, se explica con detalle en el último Informe del Sector del Vino publicado en la revista Alimarket de noviembre de 2018. Un Informe que incluye además el ranking con los 80 primeros grupos vitivinícolas españoles por facturación (liderado por Freixenet, J. García Carrión y Félix Solís Avantis) y por exportaciones; los proyectos de inversión más relevantes; y análisis de datos de consultoras (como Mapama, IRI, Nielsen) y de las cifras más destacadas del sector a nivel mundial.
Las exportaciones de vino español, pendientes de la vendimia
La corta campaña mundial de 2017 favoreció la proyección del vino español, si bien fuentes del sector reconocen que esta circunstancia no se aprovechó tanto como hubiese sido deseable. Y las estimaciones preliminares de la OIV para la campaña vinícola 2018 sitúan la producción de España en más de 40 M hl, precedida por Francia e Italia. Una coyuntura que afectará sin duda las exportaciones de vinos españoles.
Las bodegas españolas mantienen como principal reto consolidar el valor de sus vinos y, para ello, tan importante como tener un producto de calidad, es ser capaz de diferenciarse, algo que puede lograrse con la potenciación de los cultivos ecológicos y las variedades autóctonas; la vinculación del producto a una historia; la adecuación a los gustos del consumidor en cada uno de los mercados; y la capacidad para promocionar y distribuir. Para Rafael del Rey, director general del OeMv, “España necesita más marcas de gran prestigio y alta gama en volúmenes suficientes para atender un consumo creciente y diversificado. Sin embargo, también necesita que sus marcas más populares y de mayor tamaño sean más reconocidas por el mercado, demandadas por los consumidores e imprescindibles para la distribución”.
Iniciativas para atraer a nuevos consumidores
En el mercado doméstico, seguimos teniendo como asignatura pendiente el incremento del consumo, que se sitúa en apenas 25,2 l/per cápita, lo que nos coloca en décima posición, por detrás de nuestros vecinos Portugal, Francia e Italia, pero también de Bélgica, Argentina e incluso Australia. Si bien en los últimos años se ha observado en hostelería un creciente esfuerzo por atraer de nuevo a un cliente desanimado con el consumo de vino en un canal que en muchas ocasiones triplicaba los precios de las botellas y tenía una oferta insuficiente e incluso deficientemente conservada. En el caso de la distribución organizada, se observa también un interés en las cadenas de hipermercados y supermercados por renovar sus áreas de Bodega y dar respuesta a las necesidades de un comprador que demanda inmediatez y facilidad en el consumo, personalización, más productos locales y sostenibles, transparencia en el etiquetado y una imagen innovadora y divertida.
El impulso del sector del vino, pues, parece vinculado irremediablemente a lograr que los jóvenes se interesen por el producto y lo incorporen a sus hábitos de consumo saludable. Y efectivamente, hay múltiples ejemplos de cómo las bodegas bucean en las tendencias para lanzar novedades que conquisten al nuevo consumidor, como el lanzamiento de sparkling, frizzantes y espumosos de baja grafuación, así como de marcas irreverentes o más informales; el uso de códigos QR en las etiquetas; y la proliferación de monovarietales y de vinos ecológicos, entre otras iniciativas.