El pasado mes de septiembre el Ministerio de Fomento publicaba en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la actualización del Documento Básico DB-HE ‘Ahorro de Energía’, del Código Técnico de la Edificación (CTE) que ha entrado en vigor este mes de marzo. Esta orden se enmarca dentro del objetivo comunitario de que todos los edificios, tanto públicos como privados, tengan un consumo de energía casi nulo a partir del 31 de diciembre de 2020 -dos años antes los públicos- ya que actualmente son responsables del 41% del gasto de energía en la Unión Europea.
Diferentes estudios señalan que entre el 50% y el 70% de la energía que consume una vivienda se emplea en su climatización y que más de la mitad se pierde por la deficiente calidad de sus cerramientos, como apunta Nicolás Bermejo Presa , principal responsable del departamento técnico de Isover . La nueva norma, dice Alfonso Martín , asesor de producto de Veka Ibérica , es un paso más para tratar de crear “una cultura orientada a la eficiencia energética”. Para Jordi Bolea , responsable de relaciones institucionales de Rockwool Peninsular , “era imprescindible en la actual situación de costes energéticos, grado de contaminación y falta de recursos”.
Entre las principales novedades de esta actualización, destaca la limitación del consumo energético de los edificios en función de la zona climática y del uso previsto o que la calificación energética de un edificio nuevo o de la parte ampliada deberá ser de eficiencia igual o superior a la clase B. Estas modificaciones, entre otras consecuencias, elevarán el aumento de los espesores en materia de aislamiento. Los sectores afectados también subrayan que contribuirá a reducir la temida burocracia administrativa. “La nueva normativa facilita el control a la administración ya que la certificación energética del edificio quedará demostrada a partir de un único documento”, indica Alfonso Martín .
Además de los cambios que implican un mayor aislamiento en las envolventes de los edificios, la actualización aprobada “hace mención especial a la protección de pérdidas de energía entre diferentes usuarios o entre zonas comunes y usuario, una distinción que ya existía en protección contra el ruido, pero por vez primera estos conceptos se tienen en cuenta en materia de energía”, señala Israel Feito Martín , responsable de prescripción de Pladur . Aunque estos nuevos cambios llegan con retraso, en líneas generales la industria española valora muy positivamente esta actualización del CTE. Para Kömmerling era “necesaria, esperada y esperanzadora”, pero “deja muy abierta su aplicación final”. La normativa mantiene aún a nuestro país en el furgón de cola europeo en materia de aislamiento, aunque “es esencial de cara a intentar coger el ritmo que lleva Europa”, afirma Carles Viladomat , director del negocio de aislamiento de Basf Poliuretanos Iberia .