El fracaso como camino para el éxito
Tras una pausa para café y networking, el Encuentro se reanudó con Félix Eguía, Presidente de Ibersnacks, compañía interproveedora de snacks para la cadena Mercadona, quien desgranó diversos casos de innovación cuyo resultado no fue el esperado, pero ayudaron a identificar el camino correcto a partir de una mezcla de inteligencia, fortaleza y resistencia para tomar buenas decisiones y no desfallecer en el camino. Aludió, por ejemplo, al lanzamiento de una gama de snacks nutracéuticos en el año 2000, un productohorneado acompañado de un innovador envase y “mucha fantasía”, que fracasó por no haber contemplado que “el consumidor que buscaba nuestro producto no lo hacía para cuidarse, y nosotros le quitamos lo fundamental: el sabor”.
Algo similar le sucedió con una innovadora línea de alimentos en spray, muy bien recibida por la distribución pero que cometió el mismo error, no pensar en el consumidor, tras destinar una inversión de 14 M€ en este proyecto. Con un envase que suponía el 70% del valor del producto, la compañía no tuvo en cuenta que el mercado ofrecía soluciones más baratas al consumidor. En definitiva, Félix Eguía señaló haber aprendido que antes de abordar cualquier proyecto innovador hay que establecer alianzas fuertes con distribuidores, proveedores y, sobre todo, el consumidor, al que hay que preguntar si realmente tiene la necesidad de adquirir ese nuevo producto.
Por su parte, Javier Navarro, Director Comercial de Veripack, filial productiva del grupo francés de envases plásticos termoformados Guillin, explicó en su intervención su concepto de la innovación: identificar una oportunidad, desarrollar una solución y llevarla al mercado. Y puso como ejemplo que hace 40 años el grupo lanzó un envase transparente de PET muy disruptivo cuando la distribución organizada comenzaba a desarrollarse en Francia, y hoy es un envase muy común en múltiples segmentos de negocio.
Centrado en el presente, Javier Navarro explicó la puesta en marcha de ‘Distripack’, una gama concebida para el snacking de productos hortofrutícolas en la que la clave es proporcionar al consumidor una experiencia gratificante en torno al concepto ready-to-eat. Un envase atractivo, de uso fácil, adaptado a la dosis correcta de consumo para evitar el desperdicio alimentario, y sostenible, el emplear un material reciclado como el rPET. Si bien, su llegada al mercado no fue fácil, pues tuvo que readaptarse al recibir los primeros inputs del consumidor, que no acababa de percibir el valor que le aportaba un envase bisagra con sistema de dispensación. La respuesta de la empresa, hacer el envase más pequeño e ir hacia otra categoría, la de frutos rojos y productos ‘baby’ o ‘mini’.