Aparentemente tocado por una especie de varita mágica que le ha hecho inmune a gran parte de los problemas que el sector plástico ha afrontado en los últimos años, el mercado del PET está empezando a notar con mucha intensidad la presión medioambiental. La industria afronta un periodo en el que va a tener que transformarse a gran velocidad al tiempo que soluciona los grandes problemas que este cambio traerá consigo. En el último informe sobre este sector elaborado por Alimarket Envase se detallan las cinco grandes estrategias que se han puesto en marcha para que esta fase finalice con un nuevo éxito para el popular polímero.
* Todo se fía al rPET: hay en el mercado ahora mismo una nueva generación de siglas de materiales químicos que han presentado sus credenciales como sustitutos efectivos del PET: PEF, PHA, PLA y otras soluciones cuentan con un aval fundamental en los tiempos que corren como es su reducido impacto ambiental. Pero el que manda ahora mismo es el PET y las soluciones sostenibles que se están buscando han de girar en torno a este material, o más bien, sobre el reciclado post-consumo. El rPET es ahora mismo el centro de toda la estrategia del sector, promovido precisamente por sus grandes clientes, que han convertido al polímero recuperado en una exigencia a la hora de comprar preformas y envases. No es algo que haya pillado de nuevas al sector. Los procesos de recuperación de material industrial están más que asumidos por parte de este segmento y, una vez que se superaron las barreras legales que impedían su uso con libertad, el material post-consumo se ha incorporado de forma paulatina a la formulación de cualquier preforma que hay a día de hoy en el mercado. La búsqueda de este perfil más verde ha transformado además muchas de las tecnologías que hasta ahora existían, como los multicapa, que han perdido de forma muy abrupta su popularidad al no tener sentido hacer más reciclable un producto al que después hay que separar obligatoriamente de otros materiales, un proceso que resulta complejo y de escasa eficiencia medioambiental.
* ¿Pero de dónde sacamos el rPET?: la solución sostenible, el rPET, es también el problema. La popularización del material reciclado ha ejercido una fuerte presión sobre la demanda hasta el punto de que resulta difícil encontrar PET post-consumo apto para reintroducir en el proceso productivo y los precios se han disparado por encima de lo razonable. En primer lugar porque no todo el material vale (el encontrado en entornos naturales, usado en productos químicos o aceites no puede emplearse en contacto con alimentos), pero en segundo lugar porque no hay unas infraestructuras suficientes para recoger, separar y reutilizar estos polímeros, ni una cultura del reciclado desarrollada lo bastante en el conjunto de la población. El cambio que pide la sociedad implica a muchos más elementos que la propia industria y los tiempos en los que se quiere que se produzcan esta transformación son demasiado cortos. Los principales clientes del sector quieren una modificación radical del proceso productivo en solo cinco años (2025 es la frontera que muchas empresas se han puesto para que sus envases empleen rPET como principal polímero) y aunque la industria está comprometida no está claro cómo se podrá hacer sin que los precios finales del envase sufran un aumento igual de pronunciado. Diversos estudios de hecho ya anuncian que en 2020 se verá por primera vez un rPET sistemáticamente más caro que el material virgen.
* La batalla del agua se agudiza: pero la realidad es que los cambios hay que abordarlos ya y a toda velocidad. Todo el sector de gran consumo quiere soluciones sostenibles que respondan a las demandas del mercado y la posición de preeminencia del PET le obliga a ser rápido en dar una respuesta si quiere seguir en ese nivel y seguir creciendo al ritmos como el de 2018, año en el que, según Alimarket Envase, supero el 10% de ratio. Sobre todo porque la competencia aprieta si cabe más que nunca. En el principal segmento de trabajo de este material, las aguas envasadas, se está librando un intenso combate por desbancar el PET o por lo menos achicarle el impresionante porcentaje de la tarta que controla. En su búsqueda incesante por diferenciarse en el lineal, los envasadores han encontrado en la sostenibilidad una virtud que explotar y materiales de muy distinto tipo, desde el metal al cartón complejo, pasando por los bioplásticos e incluso el vidrio (que parecía haber perdido toda posibilidad fuera del canal horeca) han empujado con fuerza para encontrar su propio nicho. No está siendo fácil batir al PET en su elemento, pero la realidad es que a corto plazo nadie cesará en su empeño por conquistar un mercado, el de aguas envasadas, al que se presupone un fuerte crecimiento en los próximos años.
* La mancha se extiende, aunque cada vez sea más difícil: el agua no es el único segmento en el que se libra una dura batalla por el envase. Al igual que en este campo el PET se ve amenazado, en otros sectores es este polímero el que representa un peligro, aunque la realidad es que la fobia actual al plástico no juega a su favor. Pese a que el PET está presente en una infinidad de sectores, su expansión resulta ser lenta, o al menos lo es comparativamente a como se implantó en mercados como las mencionadas aguas o los refrescos. Pero la realidad es que no va mal. En campos como los aceites comestibles prácticamente le queda poco espacio por dominar, lo mismo que en sectores como los refrescos para adultos o los otrora inaccesibles productos de limpieza e higiene, donde su dominio crece cada día. Más compleja está siendo la implantación en segmentos que se antojaban como los grandes objetivos del PET hace unos años como los lácteos, los zumos o las bebidas alcohólicas, donde no se terminan de alcanzar las cotas de dominio que se esperaban (en el caso de cervezas o vino parece de hecho una causa perdida). En otros segmentos, como productos bio, bebidas funcionales, o té, también cuesta hacerse un hueco precisamente porque la búsqueda de la sostenibilidad fuerza a busca soluciones alejadas de las tradicionales. De nuevo el rPET es la herramienta para ganar hueco en estos mercados.
* Más inversión y más capacidad: pero afrontar un cambio de estas características no ha acobardado al sector. En estos años hemos visto un aumento continuo de capacidades que ha llevado a seis empresas a superar niveles de 1.000 M de preformas al año, cuando hace cinco años sólo una compañía superaba esa barrera. El pasado ejercicio se completó con una producción cercana a los 11.000 M de envases, una cifra que a todas luces se superará este año. Y eso a pesar de que las temperaturas este año no han sido muy elevadas (factor que hace unos años era clave para entender los récords de producción), lo que demuestra que la salud del sector es extraordinaria. Y los proyectos siguen sin parar a todos los niveles, desde las grandes empresas, como Novapet, Caiba o Plastipak, a la clase media, encabezada por firmas como Envases Soplados, ITC Packaging o Torreplas, o pequeñas empresas como Envaselia, Farmaplas o Selec Envas. En el pasado estos procesos de expansión han sido seguidos por periodos de contracción motivados por la dificultad de dar salida a todas las capacidades, algo que ahora mismo parece que no genera ningún temor inmediato a la vista de que las inversiones no descansan.