A pasos lentos pero constantes el mercado de envases rígidos barrera avanza posiciones en nuestro país, aunque con dudas sobre su evolución. El último informe elaborado por Alimarket Envase sobre este segmento de actividad constata que existen muchas incertidumbres sobre su evolucióna la vista de los cambios que está experimentando el packaging plástico en su conjunto. Sobre todo porque, según todas las fuentes consultadas, los envases barreran parecen no haber alcanzado aún una masa crítica suficiente que garantice su perdurabilidad, y tampoco está claro cuándo la obtendrá. Por el momento, como se repasa en el mencionado informe, el sector goza de ciertas ventajas y se enfrenta a desafíos que son los que definirá sus años venideros. Estas son las ventajas que ofrece este tipo de envases y los desafíos a los que se enfrentan.
Cuadro completo disponible en el informe Alimarket sobre este sector
* Grupos fuertes: el complicado momento que vive el plástico está colocando en una posición mayor superioridad aún a los grandes grupos, hasta el punto de que parece muy probable que en los próximos años asistamos a un grado de concentración aún más elevado para encarar los enormes desafíos ecológicos a los que se enfrenta este tipo de envases. Mientras llega ese momento, existe ya un destacable número de grandes compañías que han convertido al packaging barrera en una de sus apuestas estratégicas, una noticia inmejorable para un segmento en el que, hasta hace no mucho, las firmas que se acercaban a él lo hacían sin dar un espacio preferente en el catálogo. El hecho de que haya empresas con músculo financiero y una cartera de clientes en muchos caso internacional como Grupo KP, SP Group, Faerch Plast, Coexpan o EDV es una de las grandes bazas del sector, ya que pueden dinamizar esta industria y ser capaces de encontrar las soluciones a los retos planteados por el consumidor.
* Más demanda y más lanzamientos: pese a que asistimos a un periodo de enfriamiento de la confianza del consumidor, en estos tres últimos años la cesta de la compra ha ganado en tamaño, valor y variedad. La mejora en la situación del empleo y la incorporación de una nueva generación de consumidores más interesadas en las novedades ha animado a las empresas a experimentar más con sus productos para sorprender al mercado y renovar o crear categorías. Según la consultora IRI, en 2017 el mercado de soluciones refrigeradas experimentó un crecimiento del 6,3% hasta las 200.712 t, con un aumento acumulado en valor entre mayo de 2015 y febrero de 2018, según Nielsen, del 36,6%. Con ejemplos notables como los platos a base de arroz (114,3%), de verdura (51,5%) o sushi (40,9%), y con una subida también generalizada en los frescos envasados, esta mejora supone un aliciente muy importante para los fabricantes de envases barrera, que ven como sus clientes preguntan cada vez más por sus soluciones.
* La otra gran batalla de los próximos años: un estudio elaborado por Checkpoint Systems revelaba este año que un 49% de los productos no aptos para la venta en supermercados pero sí para el consumo acaba en la basura. Reducir los abultados volúmenes de desperdicio alimentario en las economías occidentales está llamado a ser una de las grandes demandas sociales en la próxima década. Ante este panorama, casi todos los materiales esgrimen sus armas y en el plástico la ventaja para los fabricantes de productos barrera es evidente. Conseguir alargar la vida de los productos puestos a la venta es una de las prioridades de muchas compañías para reducir el desperdicio, ya que permite al distribuidor disponer de más tiempo para facilitar su salida. La ventaja añadida del plástico reside también en su ligereza en comparación con otros materiales, lo que le deja en una posición inmejorable para ser la solución elegida en muchísimas categorías, al permitir reducir los costes logísticos y, al mismo tiempo, disminuir las pérdidas por roturas y daños en el envase.
Cuadro completo disponible en el informe Alimarket sobre este sector
* ¿Cómo ser más sostenible?: la Economía Circular ha venido para quedarse. A nivel institucional y social, el mercado se mueve de forma inexorable hacia un nuevo escenario en el que han entrado en revisión absolutamente todos los procesos productivos, especialmente los vinculados al plástico. El nuevo modelo busca un crecimiento más equilibrado en el que los materiales se reciclen, reutilicen y, si no tienen otra salida, puedan eliminarse con el menor coste medioambiental posible. En esa tesitura, los materiales multicapa, una de las soluciones más habituales a la hora de crear un envase barrera, han sido especialmente castigados debido a la dificultad que existe para separar y recuperar completamente todos sus componentes. Ante este panorama, la industria está intentando buscar soluciones vía procesos de reciclado más eficaces y, a ser posible, reconocidos por autoridades independientes, como la EFSA, y desarrollar nuevos materiales con un perfil medioambiental más acorde a los nuevos tiempos, un campo este último en el que hay prometedores avances aunque en un estado muy embrionario.
* Presión por todas partes: el terremoto que ha provocado la priorización de la sostenibilidad en la lista de la compra ha supuesto que muchos grandes grupos internacionales hayan virado sus estrategias bien buscando nuevos materiales o planteando plazos para transformar todo su aparato productivo en tiempos más o menos ambiciosos. El plástico tradicional ha sido el principal damnificado de este cambio, hasta el punto de que un nutrido grupo de grandes brandowners ha optado por plantear programas de sustitución de materiales tradicionales por una panoplia de productos compostables, biodegradables o con altas tasas de reciclado. En el caso de los envases barrera, sectores como el cartón complejo, el metal o el vidrio se han postulado como soluciones más sostenibles y con capacidad para ofrecer mejores tiempos de conservación del producto. Realmente sus propuestas no son novedosas para un mercado que conoce de sobra las características técnicas de estos materiales, pero el clima resulta muy favorable para que el envasador las prefiera frente al plástico barrera.
* El precio sigue siendo la verdadera barrera: junto con la cuestión medioambiental, el gran problema del sector de envases plásticos barrera sigue siendo el precio. Los esfuerzos de los últimos años para hacerlos más competitivos ha dado sus frutos en varias categorías, en especial, la de loncheados, pero las soluciones alta barrera, las que permiten periodos de conservación más largos y soportan procesos de envasado más complejos siguen pareciendo demasiado caras o por lo menos lo suficientemente alejadas de lo que se entiende por un precio de conveniencia. La duda ahora es saber si, dados los condicionantes medioambientales revisados hasta ahora, las compañías presentes en este campo van a tener tiempo para que sus soluciones se acerquen a los precios deseados o habrá que innovar rápidamente para adaptarse a los desarrollos sostenibles que buscan ahora las empresas, aunque eso suponga que el rango de precios no baje significativamente.