La demanda de productos ecológicos crece en Europa, y muchos productores hortofrutícolas han centrado su estrategia de crecimiento en el cultivo de estos productos. Su apuesta es seguir certificando fincas para satisfacer a un cliente que pide más cultivos bio, catálogos más completos y durante todo el año. Así, algunas empresas como Exquisite Fruits o Sigfrido Fruit preparan su entrada.
El producto ecológico ha llegado para quedarse, dejando de ser una moda temporal. La demanda está creciendo en todo el mundo, pero ¿aumenta la producción al mismo ritmo? Hay quienes vaticinan que en diez años toda Europa consumirá productos ecológicos. Por ejemplo, Suecia es un país pionero en apostar por estos productos y, a pesar de su madurez, registra crecimientos anuales de consumo superiores al 20%. Según el informe ‘World Vegetable Map 2018’, los ecológicos ya suponen más del 10% de las ventas en mercados europeos como Austria, Dinamarca, Suecia y Suiza, y se habría experimentado un notable avance en EE.UU.
Para Europa, España es su principal proveedor. Según datos ofrecidos por el MAPA en su informe ‘Agricultura Ecológica. Estadísticas 2017’, la superficie de cultivo ecológico creció un 19%, si contabilizamos las fincas destinadas a la producción de hortalizas frescas, cítricos, frutales, plataneras y subtropicales, patatas y tubérculos, fresas, bayas y uvas de mesa. En total sumaría unas 44.700 hectáreas. Y es que cada día son más las compañías que están apostando por esta línea, bien certificando nuevas fincas o entrando en la categoría. Según Julia Lernoud, experta del Instituto de Investigación de Agricultura Ecológica (FIBL), “en el mundo hay cerca de 58 millones de hectáreas de tierra ecológica, cultivadas por 2,7 M de agricultores. En la UE la superficie ecológica se sitúa en 12 millones de hectáreas, tras haber aumentado un 60% en la última década.
Desde el MAPA se está fomentando la producción y consumo, y por ello presentaron el documento “Estrategia para la Producción Ecológica 2018-2020”, en el que proponen cuatro medidas principales: contribuir a una mejor vertebración del sector, apoyar su crecimiento y consolidación, estudiar su papel en la política de medioambiente y fomentar el consumo interno.
Ante esta aceleración de la categoría, el sector se muestra alerta, y avisa de que pueden aparecer malas prácticas en los manejos de este tipo de cultivos, de ahí la necesidad de buscar el equilibrio entre producción y demanda. Para controlar las buenas prácticas en este tipo de cultivo, se elaboró un nuevo reglamento comunitario que intenta armonizar la legislación existente. “Hasta ahora había una legislación a la carta que generaba diferentes interpretaciones entre los Estados, y eso creaba competencia desleal entre los productores”, argumenta Elena Panichi, la subdirectora de la unidad B4 de Productos Ecológicos de la Comisión Europea.