La tecnología ha sido un factor fundamental en la evolución agrícola de la última década. Gracias a los avances en esta materia, el sector hortofrutícola ha mejorado notablemente su competitividad y también lleva a cabo prácticas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, sobre todo en cuanto al rendimiento de los cultivos y la gestión de los recursos naturales. Por ello, una serie de compañías españolas se han convertido referentes de la producción y comercialización de frutas y hortalizas y sus derivados. Estas han desarrollado variedades adaptadas a las nuevas tendencias del consumo, además de posibilitar su distribución a mercados que hasta hace poco eran inaccesibles.