El sector de supermercados continúa lidiando con grandes cambios y enormes desafíos en un contexto inflacionista sin precedentes, que concadena con dos años anómalos marcados por la pandemia. El nuevo escenario cargado de incertidumbre ha modificado los hábitos de consumo hacia cestas más pequeñas y la búsqueda de opciones más económicas, que ha encontrado respuesta en una creciente oferta de MDD, junto a un aumento de la actividad promocional por parte de las cadenas. Los modelos comerciales que se han reforzado han sido los conceptos centrados en precio y formatos híbridos de bajo coste, además de las tiendas de proximidad. El año pasado estuvo marcado por menos aperturas y más reformas para mejorar las prestaciones y servicios de las tiendas, pero también por la búsqueda de una mayor eficiencia por metro cuadrado, lo que se tradujo en un mayor número de cierres. Todo en ello, en un mercado que continúa en bullicio para los fondos de inversión atentos a oportunidades de compra atractivas. El pasado año, Alcampo y DIA protagonizaron las operaciones de compra-venta, mientras Mercadona, Aldi y Lidl lideraron la expansión orgánica. Entre los principales operadores regionales, Condis, Caprabo y Uvesco siguieron reforzando sus planes estratégicos, este último, con vistas a continuar ganando cuota de mercado en la zona centro.