Tras las primeras experiencias casi lúdicas de los androides ‘Romerito’, de Sánchez Romero,y ‘Pepper’, de Carrefour, poco a poco se van conociendo nuevas experiencias del uso de robots en la sala de venta. En España, la más destacada ha sido el fichaje ‘en prácticas’ de ‘Tally’ para Carrefour. Su misión es supervisar la cantidad y la colocación del stock, comprobar los precios y las promociones aplicadas, etc., eso sí, sin intervenir en las tareas de reposición. En el extranjero, otros grupos, como el finés S-ryhmä, con Rolle, o el colombiano Éxito están desarollando iniciativas similares. También hay ejemplos de robots que se encargan de tareas de limpieza y en Estados Unidos Stop and Go cuenta con ‘Marty’, que avisa de problemas de limpieza en los pasillos que puedan suponer un riesgo para los clientes.

Como en casi todo avance tecnológico, hay opiniones para todos los gustos. Por un lado, algunos especialistas apuntan que dada la presión de márgenes propia del sector, la robotización es más una obligación que una elección; en cambio, otras fuentes argumentan que es otro factor de deshumanización de la experiencia en tienda, que los robots pueden asustar a gente mayor o niños o que incluso pueden ser intimidantes. Por ejemplo, los responsables de la cadena americana Target han reiterado en diversas ocasiones que, preocupados por el toque humano que quieren transmitir, no van a contar con estos equipos en sus pasillos; una decisión lógica para algunos analistas, ya que, aseguran, su uso es más adecuado para grandes superficies.