Un 2024 considerado como “desafiante” y “de transformación” ha impactado en los resultados del grupo Bodegas Riojanas, que ha cerrado con caídas en facturación y resultados. En concreto, su cifra de negocio consolidada se ha situado en 16,09 M€, un 7,3% menos que un año antes; y ha cosechado pérdidas de explotación (-960.000 €, frente a 750.000 € positivos un año antes) y netas (-1,98 M€, frente a 140.000 € de beneficios en 2023). También el ebitda se ha situado en 896.000 €, ante los 2,61 M del ejercicio precedente.
El retroceso de las ventas, tanto en términos de volumen (de 5,6 M de botellas comercializadas en 2023 a 4,7 M este año, equivalente a 3,5 Ml de vino) como de valor, se ha debido, según explica el grupo bodeguero, al mal comportamiento del mercado doméstico y especialmente del canal horeca. En cambio, las exportaciones habrían mostrado un crecimiento del 5,8%, hasta los 4 M€, “reflejando los frutos de la expansión global del Grupo, con un desempeño positivo en casi todos los mercados”.
En cuanto a los resultados obtenidos en la pasada campaña, Bodegas Riojanas pone en la diana el proceso de reestructuración financiera acometido el año pasado, el cual “ha traído consigo unos importantes costes (que estima en 1,25 M€), que han lastrado las cuentas durante el ejercicio”. Efectivamente, el pasado mes de diciembre Bodegas Riojanas anunciaba la refinanciación de 26,54 M€ de deuda dentro del plan de reestructuración al que se han adherido el 99% de su «pool» bancario (acreedores). En una información relevante enviada a la CNMV, la compañía informaba de un nuevo calendario y una reducción progresiva de los límites de las cuentas de crédito, con un vencimiento máximo en 2028. Además, se prestamizaba capital circulante por valor de 4,9 M€.
Entiende Bodegas Riojanas que este necesario proceso “ha mejorado la estructura financiera y ajustado los vencimientos de la deuda, sentando las bases para el desarrollo futuro de sus objetivos estratégicos”.
Un año más, el grupo subraya sus cinco grandes líneas estratégicas: “crecimiento rentable tanto del mercado nacional como del internacional, incremento del valor de nuestras marcas, mayor orientación al cliente y creación de una filosofía de sostenibilidad, eficiencia y mejora continua“. Si bien plantea los riesgos que observa en el desempeño de su actividad, como son la caída del consumo de vino (que trata de paliar con la diversificación de mercados y de productos) o los cambios en los hábitos y gustos del consumidor (para lo cual desarrolla actividades de I+D+i, como el proyecto Sostevin).