En los últimos años, la industria conservera ha tenido que hacer frente al incremento de sus costes industriales, a una notable falta de materia prima y a una reducción del consumo, circunstancias que han derivado en una bajada de los márgenes empresariales y en problemas económicos para algunas compañías, tal y como se analizó en el Informe 2025 del sector conservero publicado por Alimarket. A esto se ha añadido la aceleración de la modernización de la industria, una transición necesaria en busca de una mayor competitividad nacional e internacional pero que ha precisado de importantes inversiones y cambios de gestión.
Esto estaba previsto que generara cambios a nivel empresarial en la industria que, si bien no se registraron en 2024, sí que comienzan a dejarse ver con la llegada de este 2025, en el que se ha anunciado, casi de forma simultánea, el cierre de dos conserveras, aunque por causas distintas.
Por un lado, se ha anunciado el cierre de la pontevedresa Rodríguez Pascual, conocida por su enseña ‘La Coca’, con la que comercializaba principalmente mariscos (mejillón, almeja y berberecho) y pescados (caballa, sardinillas y túnidos) tanto en España como en EEUU, México o Francia, partida que representaba el 40% de sus ventas. Su planta de Redondela dejó de operar en enero con motivo de la falta de relevo generacional en la dirección de la compañía, lo que ha llevado a los hermanos Rodríguez Cabaleiro a decidir el cese de actividad de la compañía. En el último ejercicio conocido (2023), la compañía alcanzó unos ingresos de 2,8 M€, cifras en las que se ha estado moviendo en los últimos años, logrando su máximo de facturación en 2016, ejercicio en el que superó los 3,1 M€.
La segunda conservera en cesar actividad es la guipuzcoana Conservas Zizzo, propietaria de la marca homónima y especializada en el procesado de conservas de túnidos en tarros de cristal. La conservera opera instalaciones en Mutriku (Guipúzcoa), en las que estaban empleados un total de 17 trabajadoras que serán despedidos el 20 de marzo, después de que culminaran sin éxito las negociaciones para presentar un ERE para toda la plantilla y en medio del preconcurso de acreedores en el que se encuentra la sociedad. Según fuentes sindicales, esta circunstancia deriva de la mala gestión realizada por la empresa en los últimos años. Según los últimos datos conocidos, en 2023 sus ventas alcanzaron los 2,7 M€, frente a los 2,9 M del curso anterior, incurriendo por segundo año consecutivo en pérdidas, valoradas en ese ejercicio en 108.000 €, frente a los 25.000 € de 2022.