La Unión Europea estima que anualmente sus países miembros desperdician 89 Mt de alimentos, de los que 7,7 Mt corresponden a España. Este dato nos sitúa como el séptimo estado de la UE con mayor nivel de desperdicio alimentario y el decimotercero en residuos per cápita (175,9 kg/persona). Por categorías, las tasas más altas de desperdicios se dan en tubérculos, frutas y hortalizas (40-50%), seguidas de pescado (35%), cereales (30%) y, finalmente, semillas oleoginosas, carne y productos lácteos (20%). En cuanto al origen, el grueso de este sobrante procede de los hogares (42%). Tras sus pasos se encontraría la fabricación y producción de alimentos (39%), la hostelería (14%) y, finalmente, el sector de distribución (5%).
Tomando como base “El estudio sobre el desperdicio alimentario de productos frescos en el sector de distribución”, elaborado por la consultora Nielsen para Checkpoint Systems, el excedente alimentario supone el 3% de las ventas de frescos en la distribución en nuestro país -unos 484 M€/anuales-. En total, 128 Mkg de frescos no llegan a venderse. Aunque la sección de pescadería es la más afectada -con una incidencia del 5,5% en su facturación global (157 M€ y 25,6 Mkg)-, es en frutas y hortalizas donde se registran las mayores pérdidas: 57,6 Mkg y 184,3 M€, el 3,2%. En este mismo estudio, las empresas consultadas aseveran que la sala de venta es donde se producen las mayores mermas. Para solucionar este problema, la compañía canaria Dinosol Supermercados está trabajando “en reducir la manipulación mediante la exposición de las cajas tal cual llegan del proveedor”.
Según la ‘Guía práctica para reducir el desperdicio alimentario en el comercio minorista del sector de frutas y hortalizas’, publicada por el Mapama, existen dos factores fundamentales que influyen en la generación del desperdicio de frutas y hortalizas: en primer lugar, el tiempo transcurrido entre su producción y la exposición en tienda, ya que cada hora que pasa se reduce su vida útil; y, en segundo, cómo se trata el producto. De forma adicional, la exigencia de unas determinadas características estéticas o una mala previsión por parte del operador, puede incrementar estos volúmenes. Por ello, los distribuidores centran sus esfuerzos en establecer prácticas de prevención y eficiencia a lo largo de toda la cadena alimentaria.
Entre las medidas más importantes se encontraría ajustar lo máximo posible el stock diario a la demanda. En este sentido, la líder del mercado nacional de distribución, Mercadona, asevera que tratan de regular “muy bien los pedidos para que se ajusten a la previsión de ventas y evitar que se genere un sobrestock”. Para conseguirlo, la valenciana opta por modificar el precio de frutas y verduras y otros frescos en función del excedente, con el fin de liquidarlos al final del día. En palabras de la propia empresa “si la disponibilidad de productos sube, los precios bajan”.
Considerar las necesidades de los consumidores en cuanto a formatos con envases de menor tamaño o venta a granel; realizar promociones y ofertas con artículos cuya vida útil es más corta o está a punto de caducar; u optimizar la frecuencia de los pedidos, para adaptarse, no sólo a las ventas diarias, sino a la capacidad del almacén, serían otras de las medidas a tomar. Aquí, Grupo El Corte Inglés asegura que “Hipercor y Supercor trabajan con stocks más pequeños en la tienda, para evitar que puedan caducarse productos en los almacenes”.
Dar una segunda vida a estos desperdicios es otra de las opciones, con Mercadona como uno de sus máximos representantes. Y es que, tanto la cadena de supermercados como algunos de sus interproveedores y proveedores han establecido sinergias para reutilizar residuos de uno en beneficio de otro, siguiendo la premisa de convertir “residuos en recursos para reincorporarlos al ciclo de la economía circular”. Por ejemplo, con la implantación del servicio de zumo de naranja exprimido en sus supermercados, que se sirve “de naranjas de gran calidad pero que por su aspecto o menor tamaño tenían una difícil salida al mercado”, la valenciana ha incrementado en más de 150.000 kg al día la venta de esta referencia. Y es que, concluyen desde la empresa, la premisa es “la calidad por encima de la estética”.
En último lugar, nos encontraríamos con las “medidas sociales”, como la donación de alimentos a organizaciones benéficas, acción en la que participan prácticamente todas las empresas. Por ejemplo, Consum donó 6.000 t de alimentos en 2017 y, hasta agosto de 2018, había hecho lo mismo con otras 3.620 t; Carrefour entregó a los bancos de alimentos 6,2 Mkg; en los hipermercados de Auchan Retail España se cedieron 136.000 kg y, en sus supermercados y tiendas de proximidad, alimentos por valor de 375.00 €; Eroski hizo lo mismo con más de 4.755 t y, El Corte Inglés, con 583.720 kg; Caprabo cedió el equivalente al alimento necesario para 1.179 hogares en un año yMercadona colabora con más de 140 comedores sociales y 60 bancos de alimentos y otras entidades benéficas de toda España.
El Mapama establece en su ‘Informe del Consumo de alimentación en España 2017’ que, en ese año, los españoles tiraron a la basura 1.229 Mkg/l de alimentos y bebidas (-5,7%). De esta cifra, el 87,5% (1.075 Mkg/l) correspondió a alimentos tal y como se compraron que, en la mayoría de los casos, son descartados por deterioro o caducidad. El 12,5% restante fueron productos cocinados(154 Mkg/l). La tasa total de residuos, es decir, el ratio entre el total de alimentos descartados y el global comprado, se situó en el 4,3% frente al 4,5% de 2016.
Por categorías, la fruta es la que genera un mayor volumen de desperdicios (351,2 Mkg), el 37,2% del global, proporción similar a la del periodo previo. Destacaría la reducción de la tasa de desechos en naranjas y plátanos y, por contra, el crecimiento en manzanas (+11,7%). En segundo lugar se sitúan las hortalizas, con el descarte de 151,6 Mkg, a pesar de haber sido una de las categorías en las que más ha mermado el desecho, un 8,1%. En ambos casos, el Mapama señala la existencia de mucho género en bandeja o en bolsa como una de las causas de este elevado nivel de residuos, en la medida en que las cantidades vienen predefinidas y no se adaptan ni a los nuevos modelos de familia (cada vez más pequeños), ni a los nuevos hábitos de consumo.
Estos datos entroncan también con los expuestos por Aecoc en su informe “Hábitos de aprovechamiento de la alimentación en los españoles”, en el que establece que frutas y hortalizas son los productos más desechados. En concreto, un 78% de los encuestados afirman que tiran a la basura este tipo de frescos y, además, la mayoría de ellos decidiéndose en base a sus propias exploraciones físicas, sin tener en cuentas las propiedades organolépticas. Precisamente esta organización puso en marcha en la última semana del pasado mes de septiembre una campaña denominada “Aecoc contra el desperdicio alimentario” para sensibilizar a sus clientes sobre el aprovechamiento de alimentos a través de la compra responsable, además de facilitar información y asesoramiento a los consumidores sobre la forma de manipular, conservar y elaborar los productos que adquieren.
Entre las campañas de concienciación más efectivas se encuentran las realizadas por Eroski y sus filiales en pro de las frutas y hortalizas “feas”: referencias “que no se corresponden con los estándares de apariencia establecidos, pero que cuentan con la misma calidad en sabor y propiedades nutricionales”, según la compañía. A principios de 2018, la compañía vasca desarrolló esta campaña en 560 puntos de venta (incluyendo franquicias) con 15 productos y descuentos de hasta el 50%. En concreto, siete variedades de frutas: naranja, mandarina, limón, manzana, kiwi, plátano y aguacate; y ocho de hortalizas: calabacín, pimiento, zanahoria, berenjena, tomate, patata, lechuga y ajo. En 2017, Eroski superó las 1.000 t de estos productos
Por su parte, la catalana Caprabo, en la promoción realizada a finales de 2017 bajo el lema “Tan feas como buenas”, puso en los lineales 16 variedades “feas”, también con descuentos de hasta el 50%. Las referencias elegidas fueron: naranja, mandarina, kaki, plátano, granada, limón y mango -en frutas-; y patatas, calabacín, lechuga, pimiento, tomate, zanahoria, berenjena y ajo -en hortalizas-. Finalmente, la gallega Vegalsa desarrolló esta campaña el pasado ejercicio 2017, con una decena de productos en diez establecimientos detallistas repartidos entre ‘Eroski Center’ (6) e hipermercados ‘Eroski’ (4). El grupo también aplica descuentos de hasta el 50% a productos a punto de caducar.