La OIVE (Organización Interprofesional del Vino de España) ha presentado el estudio ‘Importancia Económica y Social del Sector Vitivinícola en España’, elaborado por AFI (Analistas Financieros Internacionales), que concluye que esta actividad genera en España 23.700 M€ anuales, lo que supone el 2,2% del Valor Añadido Bruto (VAB). En particular, la contribución directa del sector se sitúa por encima de los 11.600 M lo que implica que por cada € de demanda final en el sector vitivinícola, la economía genera 1,75 € de valor añadido directo e indirecto. Además, su aportación económica a las arcas públicas es superior a los 3.800 M€ anuales y a su alrededor se crean más de 427.700 empleos de forma directa e indirecta (el 2,4% del empleo en España).
El sector vitivinícola español es líder en superficie mundial de viñedo, tercer productor mundial de vino y primer exportador en volumen. Su importancia radica en la numerosa y diversa red de agentes, que se encargan de la viticultura, la elaboración de vino (se contabilizan más de 4.000 empresas productoras), su distribución y comercialización, pero además ejerce un “efecto tractor” para otras industrias como las de la madera, el vidrio, el corcho, la fabricación de maquinaria e incluso el enoturismo (actividad esta última que generó un volumen de negocio superior a los 256 M€ en 2019, según ACEVIN). Asimismo, el sector vitivinícola español también promueve iniciativas de investigación e innovación que se traducen en inversiones por encima de los 570 M€ anuales para la modernización y ampliación de las instalaciones y actividades de I+D+i.
Además de la actividad desarrollada a escala nacional, el vitivinícola es un importante exponente del sector exterior español: España es el principal exportador mundial de vino, en términos de volumen, y el tercero en valor. Los productos vitivinícolas españoles están presentes en 189 países, de los cuales 86 realizaron compras superiores al M€ en 2019. En total, las exportaciones españolas de productos vitivinícolas superaron los 3.000 M€ el año pasado, situándose el vino en el top-5 de los principales productos exportados por la industria agroalimentaria española. Además, la balanza comercial vitivinícola ha mostrado tradicionalmente un amplio superávit para España. El estudio insiste en que más de la mitad de las empresas españolas que venden al exterior productos vitivinícolas han consolidado sus ventas internacionales, habiendo exportado de forma consecutiva en el último cuatrienio. Y esta labor de internacionalización se ha plasmado en proyectos de inversión directa en países como Italia y Chile. A la inversa, la importancia de España en el mundo del vino ha atraído unos flujos de inversión extranjera que superan los 800 M€ en el acumulado de la última década.
Finalmente el informe de AFI señala que la vinculación del vino con el territorio contribuye a la dinamización económica de las zonas rurales y al desarrollo sostenible. En esta dirección, el sector vitivinícola está desarrollando proyectos (relacionados con la biotecnología y la diversidad genética, entre otros) tanto para mejorar la producción vitivinícola como para luchar contra el cambio climático, en línea con los objetivos de la Política Agrícola Común de la UE y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 13 – Acción por el clima).
En relación a los retos que tendrá que afrontar el sector del vino, Ángel Villafranca, presidente de OIVE , ha querido destacar en la presentación del informe que “nos esperan años complicados en la reconstrucción de nuestro país y por ello se hace necesario continuar con los apoyos a este sector con la activación de nuevas medidas. Hay que luchar y pelear para que ninguna bodega tenga que cerrar. Debemos reestructurar el sector con madurez".