La gestión medioambiental de residuos de origen orgánico, como purines y otros cosustratos, ha favorecido la creación de una nueva sociedad. Se trata de Bioselval Gestión Medioambiental, S.L., constituida a principios de 2021 y que ya ha puesto en marcha su primer proyecto para avanzar en sostenibilidad.
Esta compañía es la explotadora de una planta de biogás con capacidad para gestionar 165.000 toneladas de residuos de forma anual, según indican los impulsores del proyecto. Asimismo, hasta 120.000 m3 de purines podrán ser gestionados y convertidos en biogás y fertilizante gracias a esta instalación.
La planta pertenece al Instituto Aragonés del Agua (IAA) y fue levantada en Valderrobres (Teruel) con fondos del Gobierno de Aragón. Tras un tiempo inactiva, en julio de 2021 se resolvió la licitación pública para la vuelta a la acividad, a favor de Bioselval, compañía participada por el grupo cárnico-ganadero Arco Iris (a través de la sociedad Esypu, S.L.); Selev Biogroup, gestora de biorresiduos; y Genia Bioenergy, empresa de ingeniería medioambiental especializada en valorizar los residuos en gases renovables.
“Con esta concesión, el IAA se asegura el tratamiento sostenible y ecológico de los purines de las ganaderías locales”, que cuentan con “una alternativa” de menor impacto medioambiental para deshacerse de estos residuos. Una de las cuestiones que más preocupa al sector, tal como se refleja en el análisis de tendencias en el sector cárnico publicado por Alimarket recientemente.
Los impulsores de la sociedad aseguran que su “complementariedad” en la cadena de valor de los biorresiduos ha favorecido la concesión de esta planta de biogás gracias a “la solidez de la propuesta” de gestión. Se trata, especifican, de un ejemplo de economía circular sostenible que aúna gestión de residuos de origen orgánico, su valorización y la producción de biogás y biometano.
Un mínimo del 50% de la capacidad máxima de la instalación será destinada a la gestión de los purines, con preferencia del generado en un radio de 7,5 km alrededor de la planta. Con ello se aseguran un menor impacto medioambiental del transporte y del producto final.
Desde Bioselval, apuntan que el proceso de gestión de la materia orgánica residual contribuirá a “disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en 24.000 toneladas anuales de CO2 equivalentes relacionadas con las gestión de purines y otros residuos”.