Impulsar la agricultura 4.0., favorecer la sostenibilidad y competitividad de las explotaciones agrarias y buscar alternativas para mitigar los efectos de la emergencia climática en la agricultura y en la ganadería son algunas de las premisas que guían el trabajo de investigación que realiza el centro tecnológico NEIKER.
Entre sus desarrollos, presenta ahora uno que tiene a las lechugas y a las acelgas como protagonistas: la bioponía, un sistema que combina el cultivo sin suelo con fertilizantes orgánicos, gracias al cual, NEIKER ha logrado lechugas un 20% más grandes y acelgas, un 13% más, que las obtenidas mediante cultivos hidropónicos.
Así podría resumirse el resultado de dos años de investigación en los que el centro tecnológico vasco ha contado con la colaboración de las empresas de biofertilizantes Biobizz y AvanzaBio, en un intento de avanzar en salud humana y medioambiental, reduciendo la huella de carbono.
Y es que, tal y como explica Patrick Riga, jefe de proyecto e investigador principal del departamento de Producción y Protección Vegetal de NEIKER, “desarrollar abonos inorgánicos implica un gran impacto en la huella de carbono". Y pone como ejemplo que, al elaborar un kilo de nitrato cálcico -"un fertilizante muy común"-, se liberan 3,85 kg de dióxido de carbono a la atmósfera.
Desde NEIKER explican que este sistema es más respetuoso con el medio ambiente, ya que libera nutrientes orgánicos y genera una solución rica en bacterias, levaduras y hongos, microorganismos que favorecen el crecimiento de las plantas.
Para dar con la combinación de nutrientes orgánicos adecuados y confirmar su eficacia, NEIKER ha tenido que realizar durante esos dos años varios ensayos en sus invernaderos con plantas de lechuga de tipo batavia y de acelga tipo amarilla, en un sistema de cultivo sin suelo en el que las raíces han crecido en un sustrato orgánico a base de fibra de coco, regado con una solución de abonos orgánicos y bioestimulantes mediante goteros.
Pero, ¿cuál es el siguiente paso? “Si bien los resultados publicados proceden de ensayos de investigación y desarrollo, a lo largo de este año vamos a instalar una prueba piloto a escala de producción comercial con productores de lechugas, con el fin de observar el funcionamiento del sistema biopónico y poder adaptarlo a las condiciones específicas de la explotación agraria”, ha explicado Riga a esta publicación.
Para poder materializar este tipo de hallazgos, NEIKER siempre establece acuerdos de colaboración con las empresas interesadas en desarrollar un producto o servicio innovador. Y sí, ya han mostrado interés tanto productores que van a participar en las pruebas piloto, como algunos otros que han contactado con el centro. “También, hemos recibido peticiones de productores de lechugas de otras regiones de España, así como de otros otros países”, añade Riga.
En cuanto a su proceso de implantación, “depende del estado actual del sistema de producción de la empresa. En el caso más favorable, es decir, en el que ya se disponga de un sistema hidropónico, solo requiere modificar el sistema de inyección de los abonos y la gestión del riego”, comenta Riga.
A partir de los resultados obtenidos, y de cara a fomentar el sistema biopónico en el sector, NEIKER ha avanzado que realizará ensayos para cultivar otros alimentos como el tomate o el pimiento. El centro tecnológico asesorará y acompañará durante todo el proceso a los agricultores interesados en probar este nuevo método.
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