Los abogados les han ganado el terreno a los empresarios del ladrillo en el fútbol profesional, de forma similar a lo que está ocurriendo en numerosas empresas de la construcción, controladas ahora por letrados y administradores concursales. Si hace unos años, constructores, promotores inmobiliarios y empresarios del sector contaban con una destacada presencia al frente de los clubes de la élite del fútbol español, en la actualidad apenas cuatro empresarios del ramo sobreviven en los palcos. El resto han ido dejando paso a abogados (Joan Laporta, José María Del Nido o Mateo Alemany), empresarios del sector alimentario (Alfonso García Gabarrón o Daniel Sánchez Llibre) e incluso productores de cine (Enrique Cerezo).
Florentino Pérez Rodríguez es uno de los pocos empresarios que se mantienen en la élite de ambos planos. Accionista de referencia del grupo de construcción y servicios ACS (ingresos de 16.009 M€ en 2008), ha regresado tras tres años de ausencia a la presidencia del Real Madrid C.F. -el club con mayores ingresos anuales (351 M€ en 2006) según un estudio de Deloitte-, para devolverle la estabilidad financiera y deportiva.
Fernando Roig Alfonso es un caso muy similar al de Florentino Pérez. Empresario de éxito, es máximo accionista del grupo azulejero Pamesa (ingresos de 194 M€ en 2007), presidente de Energías Renovables Mediterráneas (Renomar), octava compañía en potencia eólica instalada en nuestro país (ventas de 86 M€ en 2007), y participa además en el grupo de distribución Mercadona, que controla su hermano Juan. Fernando Roig ocupa desde hace 12 temporadas la presidencia del Villarreal C.F., cuyo presupuesto se ha multiplicado hasta los 72 M€. Con él al frente, el club ha pasado de jugar en campos de la categoría de plata a codearse con los grandes equipos europeos.
También con una larga experiencia en el palco presidencial figura Francisco Rubio Garcés, accionista mayoritario del C.D. Numancia y del grupo constructor y promotor soriano Herce, que anualmente factura unos 40 M€. Este grupo, encabezado por la promotora y constructora Hermanos Rubio Cimentaciones y Estructuras, centra su actividad principalmente en Castilla y León, aunque presume de haber desarrollado alguna que otra promoción en Manhattan y de contar con una delegación en Nueva York.
El presidente del Athletic Club, Fernando García Macua, aparece como consejero y directivo en varias empresas del grupo Afer, con negocios en la promoción, construcción y prefabricados, y ventas anuales que alcanzan los 300 M€. Precisamente García Macua, abogado de profesión, lideró hace unas semanas, acompañado de otros seis socios, la denuncia contra el presidente y máximo accionista de Afer, Jabyer Fernández, por utilizar de forma “improcedente, ilegítima y desleal” una parte de los fondos económicos de la compañía, entre los que figuran los 43 M€ en concepto de IVA.
El quinto presidente vinculado al ladrillo de la Liga BBVA, hasta el pasado mes de junio, era Vicente Soriano Serra, pero dimitió en esas fechas como responsable del Valencia C.F., al no poder vender unos solares por 400 M€ para sanear la delicada situación financiera del club. Soriano tiene en cartera algún que otro negocio inmobiliario a través de varias sociedades, entre las que destaca la inmobiliaria Essiv, sin ingresos reseñables en el último ejercicio. Su sustituto en el club valenciano es Manuel Llorente, vinculado a la familia Roig, que hasta ahora era presidente del equipo de baloncesto Pamesa Valencia y en su día fue directivo de la cadena de distribución Mercadona.
En la Liga Adelante, la división de plata del fútbol español, el número de presidentes vinculados a la construcción se incrementa ligeramente. Así, destacan los casos de Manuel Carlos Mouriño Atanes, presidente del R.C. Celta de Vigo y del consorcio empresarial GES, con gasolineras, franquicias y presencia en el negocio inmobiliario, tanto en México como en España. Sólo en nuestro país este grupo empresarial factura más de 90 M€ al año. Además, Mouriño llegó a controlar el 20% del grupo gallego Puentes y Calzadas, presente en construcción, promoción inmobiliaria, concesiones y servicios, con una facturación de 234 M€ en 2007.
El Celta de Vigo, con una deuda de 84 M€, es uno de los siete equipos de Primera y Segunda que se encuentran en situación concursal, junto con Málaga C.F. (con un pasivo de 27 M€), Real Sporting de Gijón (51 M€ de deuda), Deportivo Alavés (26 M€), Levante U.D. (30 M€), Real Sociedad (28 M€) y U.D. Las Palmas, pionero en presentar suspensión de pagos hace cinco años con un pasivo de 60 M€ y ahora prácticamente saneado.
Juan Antonio Iniesta Ribelles, presidente del Alicante C.F., también lo es del grupo inmobiliario Santa Ana, con una facturación que ronda los 50 M€ anuales, mientras que José Laparra Estellés está al frente del C.D. Castellón y del grupo Cuidalia, especializado en la promoción y gestión de centros geriátricos. Valentín Botella Ros, accionista y presidente del Hércules C.F., controla la constructora y promotora Procumasa (ventas de 54 M€), mientras que Juan José Pascual Alfonso, presidente del Salamanca es dueño de la promotora salmantina Verona Norte (ventas de 35,70 M€ en 2007) y participa en la productora de prefabricados Preycesa (4,93 M€).
Por último, el presidente del C.D. Tenerife (que la temporada que viene jugará en Primera), Miguel Concepción Cáceres, cuenta con varios negocios en el sector turístico, aunque también controla la constructora Traysesa (ventas de 31 M€), integrada en el grupo SOAC (Sociedades Agrupadas de Canarias), con actividades en agricultura y turismo, mientras que Jesús Serna Sánchez, presidente del Levante, es propietario de una pequeña constructora, Obras Construcciones y Servicios Aben, de Ciudad Real, que apenas ingresa 2 M€. Armando Borraz Alcubierre, compagina la presidencia de la S.D. Huesca con la dirección de una constructora que lleva su nombre y la inmobiliaria Jumi Lanaja.
En un segundo plano figuran propietarios o máximos accionistas vinculados al sector, como la familia Gil Marín, propietaria del grupo inmobiliario Gilmar y máxima accionista del Atlético de Madrid; Juan Bautista Soler, accionista mayoritario del Valencia que, entre otras razones, tuvo que salir del club por la suspensión de pagos de su grupo inmobiliario (Grupo Juan Bautista Soler), que facturó cerca de 100 M€ en 2007; Manuel Ruiz de Lopera, propietario del Betis y de numerosos solares y edificios en Sevilla; y Vicenç Grande Garau, máximo accionista del Mallorca, aunque sus acciones están intervenidas al entrar en concurso su conglomerado empresarial mallorquín, el Grupo Inmobiliario Drac, formado por unas 14 sociedades dedicadas a la promoción inmobiliaria y explotación de residenciales, proyectos terciarios y hoteleros, que acumula una deuda de casi 700 M.
Más lejos en el tiempo quedan otros presidentes vinculados al ladrillo, como Josep Lluis Núñez, ex-presidente del Barcelona y propietario del grupo inmobiliario Núñez i Navarro (ventas de 112 M€ en 2007); la familia Fernández Fermoselle, vinculada al Valladolid y fundadores y ex-propietarios de la inmobiliaria Parquesol, ahora en manos del grupo gallego Sanjosé; Francisco Roig Alfonso, ex presidente del Valencia y dueño del grupo inmobiliario Roig Grupo Corporativo, con unos ingresos anuales de 120 M€; el fallecido Javier Urazca y su sucesor Javier Ugartetxe, que le reemplazó tanto en la presidencia del Athletic como al frente del grupo constructor bilbaíno Urazca, actualmente en concurso y con unas ventas que ascendieron a 250 M€ en 2007; Agapito Iglesias García, ex-presidente del Zaragoza y propietario de la constructora zaragozana Codesport, que anualmente factura unos 150 M€, o Fernando Martín, ex-presidente de Real Madrid, y máximo dirigente del grupo inmobiliario Martinsa-Fadesa, que en 2008 facturó 618 M€ y que prevé abandonar en breve el concurso en el que entró en julio del pasado año. Aunque muchos empresarios se dedicaron en cuerpo y alma a trabajar para su club, otros tantos simplemente emplearon el fútbol como escaparate para dar a conocer su persona o sus negocios.