La familia Batalla, propietaria del antiguo holding Lubasa, que luego mutó en Obinesa y que este mismo año cambio su denominación por la de Mosaiq, ha recuperado parte del negocio que vendió el pasado año al fondo de inversión valenciano Atitlan. Así, la familia Batalla ha llegado a un acuerdo con este fondo para hacerse con el 100% del área de construcción y servicios de la actual Mosaiq, por un importe no revelado.
La operación incluye las constructoras Becsa y Durantia Infraestructuras, la instaladora eléctrica Industrial de Energía y Tecnología (Indertec), la firma de servicios de seguridad Casva Seguridad y la consultora Área Desarrollo y Proyectos. También el negocio de áridos, cemento, hormigón, morteros y colas, que incluye participaciones de control en la molienda de clínker y comercializadora Élite Cements y la firma de áridos y hormigón Origen Materiales. Las compañías adquiridas alcanzaron una facturación agregada de 160 M€ en 2017, con una plantilla formada por cerca de 700 empleados. La familia Batalla le dará un nuevo nombre a la división adquirida.
Un negocio saneado
Con esta operación, la familia Batalla recupera un negocio saneado por Atitlan, ya que según el fondo, “se ha conseguido resolver un problema de endeudamiento financiero que hacía inviable el grupo a largo plazo”. Atitlan se hizo con el 55% de la antigua Obinesa en el verano de 2017, con un acuerdo que incluía la quita de 360 M€ sobre la deuda de Obinesa, situada en 420 M€, y las garantías por valor de 60 M.Hay que recordar que el pasado mes de agosto, los nuevos dueños de Obiensa, rebautizada ya como Mosaiq, se desprendieron de Saloni, la azulejera del grupo, vendiendo el 100% de su capital al grupo británico Victoria, que pagó 96,70 M€. Antes, habían vendido otros activos no estratégicos, como su negocio de aparcamientos.
La familia Batalla y el fondo de inversión Atitlan seguirán juntas en el resto de lo que queda de Mosaiq, básicamente su división de medioambiente. Este área de negocio facturó 38 M€, da empleo a 817 trabajadores y centra su actividad en la gestión integral del ciclo de residuos, desde su recogida hasta su tratamiento y valorización, y en la limpieza viaria y de edificios. Su principal activo es la planta de Algimia de Alfara, con una capacidad máxima de tratamiento de 120.000 t/año de RSU, y que da servicio a 56 municipios del norte de Valencia y sur de Castellón.
Al margen de su presencia en Mosaiq, que consolidó ventas de 346 M€ en 2017, Atitlan participa en otras firmas, como la productora de aceite de oliva a granel Elaia, la compañía Sea8, especialista en acuicultura de lenguado sostenible, o en la inmobiliaria valenciana Ares. Sumando todas sus participaciones, el fondo de inversión, controlado por Roberto Centeno y Aritza Rodero, registró un volumen de negocio 437 M€ en 2017, con un ebitda de 92 M€ y 2.520 empleados.