Arquitectura e Ingeniería de la Madera (Arquima), especialista en construcción pasiva industrializada, pone en valor el lujo de lo natural en este proyecto residencial situado en una zona destacada de la costa catalana. Se trata de una vivienda de calificación energética A y certificable Passivhaus Classic, ubicada en Cabrera de Mar (Barcelona). Con una superficie de 231 m2 construidos, está diseñada por el arquitecto Luis Twose Roura, en colaboración con los arquitectos de Arquima, Ana Martínez y Stefano Carlo Ascione.
Este nuevo proyecto aúna diseño y sostenibilidad y, gracias al sistema de prefabricación que ofrece la compañía, el montaje de la envolvente se realizó en apenas cuatro días. La construcción de la vivienda se ha llevado a cabo con el sistema industrializado de Arquima, un sistema que permite cumplir con gran facilidad los principios básicos del Passivhaus: gran aislamiento térmico, envolvente estanca al exterior, control de puentes térmicos, uso de carpinterías de altas prestaciones e instalación de ventilación mecánica controlada con recuperador de calor. Ese nuevo proyecto de Arquima combina todos esos factores para conseguir que las demandas de calefacción, refrigeración y confort higrotérmico del aire interior se reduzcan un 80% respecto a una vivienda de construcción tradicional. En el interior de esta vivienda no hay corrientes de aire y la temperatura, constante anual entre los 22 y 26 grados, no varía de una habitación a otra, aportando un plus de confortabilidad.
El lujo de lo natural
La vivienda se desarrolla en dos alturas, planta baja y planta primera. Consta de 4 habitaciones y 3 baños. El primer nivel se presenta como un solo volumen en el están ubicados los espacios de día (salón-comedor y la cocina), con muchas ventanas y orientación al sur para que la luz natural llegue a todos los rincones. El concepto de interiorismo en el que se ha basado el proyecto, ha creado un estilo que pone en valor lo natural. Las paredes blancas y un pavimento de cemento pulido en toda la vivienda dan un aire minimal a este hogar de tonos neutros y claros. Las vigas vistas de madera en la planta principal, incluso en la cocina, dan un toque mediterráneo a la vivienda y son un elemento arquitectónico y decorativo en clara tendencia. La cocina destaca por su funcionalidad con muebles sin tiradores y por tener una zona extra para almacenaje y despensa. También cuenta con una barra americana integrada que da al salón-comedor y que se ha equipado con dos taburetes para poder desayunar en ella.
Una escalera abierta de dos tramos en la planta baja, con peldaños de hormigón forrados de madera de roble natural, preside el espacio, aporta espacialidad al salón-comedor y da acceso a la zona de noche, ubicada en la primera planta de la vivienda. La suite principal también está orientada hacia el sur y el resto de dormitorios están volcados hacia el norte. Para las paredes de los baños se ha optado por un revestimiento de baldosas cerámicas de confección artesanal. Los materiales exteriores utilizados son un sistema de aislamiento térmico exterior (SATE) de fibra de madera y corcho. En la planta baja se ha dejado en hormigón visto, en cambio en la planta superior se ha optado por un revoco transpirable al silicato para en color blanco para revestir los cerramientos. Los responsables del diseño de los espacios exteriores también han tenido en cuenta que éstos sean tan acogedores que los del interior. La base del diseño de la vivienda radica en la biofilia, concepto mediante el cual se potencia la estrecha relación que existe entre las personas y la naturaleza. Estar en contacto con elementos naturales contribuye a reducir el estrés, reforzar nuestra defensas y proporciona a nuestra mente un entorno agradable.