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La rehabilitación energética en España mira a 2050

La rehabilitación energética en España mira a 2050

La Unión Europea (UE) pretende ser neutra en términos climáticos de cara al año 2050. Y en España, el 80% de los edificios y viviendas reciben una calificación energética E, F o G. Es decir, ocho de cada diez edificios presentan una ineficiencia constructiva alarmante, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae).

Globalmente, la edificación contribuye al 23% de la contaminación global atmosférica, al 40% de la contaminación del agua potable y genera el 50% de los residuos que se depositan en los vertederos, según datos del Worldwatch Institute. Y en la Unión Europea, los edificios representan el 40% del consumo final de energía y el 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía.

No cabe ya ninguna duda: necesitamos un impulso a la descarbonización y existen diferentes normativas y estrategias que lo están liderando, como veremos a continuación.

El primer gran paso para generar una cultura de la rehabilitación energética en nuestro país llegó en 2020, con la Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España (ERESSE). La ERESSE se propuso multiplicar por 10 el ritmo actual de rehabilitaciones energéticas de viviendas al año en España. Así pues, el principal desafío es la descarbonización del parque actual.

Después llegó el Programa ayudas para rehabilitación integral de edificios residenciales y viviendas (Next Generation EU), con una importante cuantía económica destinada a España para impulsar la rehabilitación en entornos residenciales, entre otros.

No obstante, dicha conciencia rehabilitadora movilizada sobre el ahorro energético -y económico- no ha conseguido inculcarse de momento. El ritmo de rehabilitación no ha sido el esperado y, lamentablemente en España, no se ha producido el arranque esperado en la rehabilitación, bien sea por una falta de comunicación, de cultura o de agilidad burocrática. De hecho, está en riesgo el poder aprovechar los fondos europeos para la rehabilitación del parque, que supondría una mejora tanto energética como social de las viviendas.

Más allá de Next Generation, las iniciativas siguen, como las dos directivas que se aprobarán en España, a más tardar, para 2026 y relacionadas con la descarbonización del parque. Son, por un lado, la Directiva relativa a la Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD), que asegura edificios nuevos de consumo de energía casi nulo y promueve la renovación energética de los edificios existentes con una tasa mínima anual del 3%; y, por otro, la Propuesta de Directiva de alegaciones ecológicas (Green Claims Directive), con el objetivo de inyectar confianza a los ciudadanos regulando el contenido de los mensajes en materia de sostenibilidad.

Con todas las normativas y estrategias publicadas se pretenden alcanzar objetivos como el de edificios nuevos cero emisiones en 2030 y todos los edificios, nuevos y existentes, cero emisiones en 2050. Esa es la meta, una contribución clave del sector de la construcción a la rehabilitación energética y a la sostenibilidad de nuestro planeta. Unos objetivos que implican a toda la cadena de valor del sector y cuyo tren no puede escaparse.

Celia Pérez es managing director de Molins Construction Solutions



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