La industrialización de la construcción se abre paso en España con el nacimiento de la Plataforma para la Industrialización de Viviendas (PIV), que acaba de ser presentada oficialmente tras más de dos años de trabajo. Esta Plataforma para la Industrialización de Viviendas comienza su andadura de la mano de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima), que se unió al proyecto a finales de 2018, con el objetivo fundamental de aunar a las empresas e instituciones que buscan impulsar la construcción industrializada, enfocada principalmente a vivienda, para compartir conocimientos y trabajar conjuntamente en el posicionamiento estratégico de esta tipología de edificación que está revolucionando la manera de construir viviendas.
A día de hoy, PIV, que apuesta por la transversalidad, cuenta ya con más de 40 compañías entre las que se encuentran promotoras como Aedas, Neinor y Kronos; empresas constructoras como Arpada, ACR y Grupo Ortiz, además de las propiamente especializadas en construcción industrializada como Bauen, Atlantida Homes, Homm y Neoblock; asociaciones como Vivialt -que también ha echado a andar este mismo año 2020- y la Asociación de Empresas de Control de Calidad y Control Técnico (AECCTI); empresas de componentes como Butech, Schneider, Bosch, Pladur, Vaillant, Daikin, Uponor o Siber; la productora de prefabricados como Precon, la fabricante de cementos, hormigones y morteros LafargeHolcim; la productora de aislantes e impermeabilizantes Danosa, así como estudios de arquitectura como CIP Arquitectos y Pich Architects, e Ingeniería como Cype e Ingeniería Valladares.
La industrialización inmobiliaria es uno de los grandes revulsivos para reactivar la construcción y la promoción de viviendas tras la crisis ocasionada por el Covid-19, según señalan desde PIV. Esta modalidad constructiva es más sostenible que la construcción tradicional al generar menos residuos, más segura ya que se desarrolla en fábricas y se producen menos accidentes laborales y más inclusiva, al atraer a colectivos que actualmente se encuentran fuera del sector de la construcción, como las mujeres y los jóvenes, principalmente.
Tradicionalmente, la construcción de viviendas se ha caracterizado por mantenerse invariable en el tiempo: la forma de construir es similar en la actualidad a la de hace 50 años. Esto provoca que sea un sector intensivo en mano de obra y sin apenas modernización de la estructura productiva, lo que redunda en los extremadamente largos tiempos de ejecución del producto, en torno a 18 meses. Además, genera un mayor consumo de recursos (30%) y de residuos (35%) del total de la economía.
La construcción industrializada reduce los tiempos de construcción en, aproximadamente, un 50%, lo que beneficia tanto a la empresa constructora y promotora como al cliente final, ya que se acortan los plazos de entrega. Además, aumenta la calidad de la ejecución de la vivienda y reduce su mantenimiento, al ejecutarse en un entorno controlado en comparación a las condiciones extremas que se dan en una obra de construcción tradicional. Asimismo, esta tipología de construcción disminuye los accidentes laborales en un 20 %, aproximadamente, al ir equiparando las características de las condiciones laborales y procesos al sector industrial.
La Plataforma para la Industrialización de Viviendas considera fundamental que España se aproxime a los niveles de construcción industrializada de otros países europeos, como Alemania, donde el 9% de la construcción de vivienda es prefabricada; Suecia, donde este tipo de construcción alcanza ya casi la totalidad de la producción; Holanda, con un 50%, o Reino Unido, con cerca del 7%. En nuestro país, la construcción industrializada de vivienda no alcanza ni el 1%. Asimismo, la industrialización de los edificios permite un consumo óptimo de materias primas, reduciéndose las mermas y los residuos desde un 7% a un 1,5% con la ventaja de que estos pueden ser reciclables de forma efectiva y con facilidad en fábrica.
Además, según la plataforma, la vivienda industrializada sería susceptible de exportación gracias a que los costes de construcción en España de esta tipología de vivienda son inferiores a los costes de los países del norte de Europa, incluyendo los gastos de transporte hasta el país de destino. Según Juan Antonio Gómez-Pintado, presidente de Asprima y de la Asociación de Constructores Promotores de España APCEspaña: "La creación de PIV responde a la necesidad de impulsar la industrialización inmobiliaria como una modalidad que hará la construcción más económica y sostenible, y mejorará las calidades finales de la vivienda, lo que beneficia tanto al comprador como al vendedor. Esto es gracias a que se acortan los tiempos de producción y, además, se conseguirá atraer a más mano de obra, tan necesaria para el sector desde hace años. Otro aspecto muy destacado a tener en cuenta es que las viviendas construidas a través de la industrialización son exportables, por lo que pueden venderse en otros países".