El duro ajuste presupuestario que están sufriendo las cuentas públicas y, muy especialmente, el Ministerio de Fomento, han reducido el tradicionalmente potente sector de infraestructuras español a menos de la mitad en solo dos años. El gasto en ingeniería ha caído en la misma proporción y el sector afronta una reestructuración para adaptarse a la nueva situación.
La internacionalización se ha convertido, no ya en una opción, sino en una necesidad, y a dicha tarea se han entregado en masa las ingenierías españolas con éxito variado. Mientras los grandes grupos consultores se han convertido ya en multinacionales con proyectos en prácticamente los cinco continentes, las pequeñas firmas de ingeniería encuentran mayores dificultades para afrontar este nuevo reto. Muchas voces ven en esta atomización un problema estructural del sector y auguran un pronto proceso de concentración empresarial .
Hasta la fecha, sin embargo, solo algunas empresas han emprendido tímidamente este camino. Así, tras la integración de Auding e Intraesa y las compras realizadas por Boma e Incosa, en los últimos meses ingenierías como Fulcrum, LKS y JG han adquirido pequeños operadores.