Como estaba previsto, el protagonismo absoluto el pasado año fue para los mercados exteriores. No fue inesperado dado el panorama nacional, que aparte de los efectos de la consabida crisis se enfrenta a un problema particular como es el hecho de la escasez de materia prima e incluso el encarecimiento de los envases, aunque este último aspecto parece estar más moderado tras la investigación iniciada hace unos años por las autoridades de Competencia españolas. El resultado ha sido el de subidas de precios en el mercado interno en un momento de clara recesión, con la consiguiente profundización en el descenso del consumo.
Los envasadores han optado por una doble vía consistente en exportar el producto más básico al exterior al tiempo que en el interior se intenta innovar con nuevos productos tales como ensaladas o platos preparados, una oportunidad bastante buena para los fabricantes de maquinaria a la hora de presentar sus novedades. Pero, sin duda, las grandes opciones del sector pasan por crecer en el exterior y precisamente en esta línea se va.