Como consumidores, a menudo usamos cierres metálicos que sellan los envases de nuestra comida en casa o incluso en restaurantes. Aunque abrirlos solo nos toma unos pocos segundos, la tecnología que implican puede haber costado años de desarrollo. Y sin embargo, no solemos reparar en ellos. Se han invertido grandes esfuerzos de ingeniería para garantizar que estos cierres sean funcionales y respondan sin fallos en todas las ocasiones. Estas características siguen siendo básicas en los cierres metálicos actuales, pero también se da cada vez más importancia a la innovación encaminada a mejorar un aspecto visual llamativo y para lograr un uso más cómodo, aspectos ambos que contribuyen a desarrollar la fidelidad a la marca. En este artículo, destapamos el frasco o la lata, y miramos más de cerca el proceso de diseño y desarrollo que subyace tras los cierres metálicos, de modo que estos cumplan eficazmente con todos los requisitos necesarios.
La misión
El proceso de investigación y desarrollo consiste en descubrir conocimientos nuevos, que luego se aplican para crear productos y procedimientos nuevos o mejorados, cubriendo así las necesidades del mercado. En Crown, enfocamos el desarrollo de nuevos productos siguiendo dos caminos diferentes: identificamos de manera proactiva una necesidad del mercado y procuramos crear algo para satisfacerla, o bien respondemos a una necesidad concreta de uno de nuestros clientes.
Todos nuestros proyectos se ejecutan en seis fases: la "Fase de la Idea", que incluye reuniones de brainstorming para compartir ideas creativas con el fin de satisfacer esa demanda específica del mercado; la "Fase del Concepto", en que se prueban y evalúan distintas ideas hasta elegir el concepto más adecuado; y la "Fase de Viabilidad", en que cuestionamos la oportunidad de mercado y analizamos la viabilidad técnica del concepto elegido, así como sus riesgos potenciales. Tras concluir las pruebas y los tests de viabilidad, el cierre pasa por las últimas fases: pre-producción, implementación y lanzamiento. Este enfoque por fases reduce el tiempo de llegada al mercado y mejora la probabilidad de éxito del cierre que estamos investigando.
Como ocurre en todos los departamentos de diseño de productos, es fundamental que nuestro equipo de I+D se mantenga al día acerca de nuevas tendencias y tecnologías de envases, así como sobre cualquier novedad en las estanterías de las tiendas y las cocinas de los consumidores. Comunicarnos con clientes y agencias de diseño independientes nos permite estar al tanto de las tendencias y los hábitos de los consumidores. También usamos como fuente de información nuestra amplia red de consultores y socios de investigación de mercados.
Cuando desarrollamos un nuevo cierre, hay unas pocas normas básicas que deben estar en mente de nuestro equipo de I+D en todo momento. Debemos pensar en la sostenibilidad, usando el mínimo material posible, sin que esto afecte a la eficacia del rendimiento ni a las propiedades de barrera. El aspecto práctico también es importante, porque el cierre ha de ser compatible con las líneas de llenado existentes y debe cumplir con todos los criterios de pruebas y tests técnicos para apilar las cargas, tests de migración, de sellos y de integridad. También hemos de pensar en el cierre una vez esté colocado sobre el producto acabado: no debe dañar el acabado del envase y debe diferenciarse de la competencia con un argumento de venta específico. Si los cierres cumplen todos estos requisitos, es más fácil que los fabricantes logren integrarlos en su proceso productivo.
Atentos al consumidor
Para un buen proceso de desarrollo, es importante colocarse en el lugar del consumidor y pensar en lo que este necesita y demanda, frente a los envases de alimentos. La comodidad sigue siendo una demanda básica de los consumidores. La característica de apertura fácil es un elemento clave en cuanto a comodidad de los envases, especialmente para aquellas marcas que desean atraer a una población que está envejeciendo, o a los niños pequeños. El truco radica en conseguir la apertura fácil, sin afectar negativamente la protección del producto ni su frescura.
La primera función de un cierre es proteger el contenido frente a posibles derrames o deterioros. La lámina del cierre y su junta actúan como barrera para evitar la luz, el aire y otros elementos, de manera que el contenido se mantenga fresco y seguro durante el tiempo previsto de permanencia en la estantería. Independientemente de las ventajas estéticas del cierre, es esencial que sea eficaz y funcione para este fin principal de la conservación. El nuevo cierre 'Orbyt' es un buen ejemplo de cómo nuestros esfuerzos de I+D responden a necesidades del consumidor que aún no están cubiertas; en este caso, se trata de la necesidad de una mayor capacidad de apertura. Este cierre consta de dos partes: una lámina central flotante, sellada mediante vacío a la lata o al frasco, y una anilla exterior que actúa como mecanismo para abrir y volver a cerrar. Este original diseño reduce el par de torsión necesario para quitar el cierre, multiplicando así por dos la facilidad de apertura.
La sostenibilidad es otro aspecto importante para los consumidores, y por tanto, también para los esfuerzos de I+D. Como productores de soluciones de envasado metálicas, ya contribuimos a un medio ambiente más saludable, puesto que el metal puede ser reciclado y reutilizado infinitas veces. Para incrementar la sostenibilidad de los cierres metálicos, los esfuerzos de desarrollo de producto se han centrado en reducir la cantidad de metal empleado en su fabricación. Tan solo en los últimos ocho años, los esfuerzos para disminuir el peso de los cierres han conseguido reducir el consumo general de metal en un porcentaje situado entre el 3,0% y el 3,5%. No obstante, incluso con estos esfuerzos, hemos conseguido mantener intactas tanto la durabilidad en general como la capacidad de proteger su contenido alimenticio.
Cierres que contribuyen al desarrollo de las marcas
Los formatos de envases de alimentos realizados en vidrio a menudo son muy similares entre sí, de modo que el cierre se transforma en una de las pocas maneras en que las marcas pueden diferenciarse unas de otras en las estanterías de las tiendas. Para satisfacer las necesidades de los dueños de las marcas, nuestro equipo de I+D está constantemente empeñado en aumentar la capacidad de impresión y decoración. Entre las principales innovaciones en cuanto a decoración de los cierres, podemos mencionar acabados como los mates, los brillos metálicos y las lacas que cambian de color instantáneamente, simplemente girando el envase.
Al analizar el comportamiento del consumidor, hallamos otra manera adicional en que los dueños de las marcas pueden comunicar mensajes con sus envases: usando el interior del cierre. En este caso, la tarea crucial de I+D consiste en garantizar que la impresión sea estéticamente agradable, pero sin poner en peligro la seguridad del producto en ningún momento. Para que sea posible imprimir los cierres metálicos por dentro, usamos una tinta que respeta las normas de la Administración de Seguridad Alimenticia de los EEUU (Food and Drug Administration, FDA) y de la Unión Europea.
Un cierre distinto para cada producto
Aunque parezca que los cierres solo son una pequeña parte del envase total, desempeñan un importante papel en la experiencia general del consumidor con una marca determinada. Ingentes esfuerzos de ingeniería permiten lograr que un cierre sea capaz de mantener la permanencia del producto en la estantería sin deteriorarse, mejorando a la vez la comodidad, aumentando el atractivo visual e incrementando la comunicación con los consumidores. Llevamos a cabo constantes esfuerzos de desarrollo para garantizar la continuidad de las innovaciones en todas estas esferas, así como para descubrir nuevas oportunidades a la hora de identificar los productos con sus marcas y seguir mejorando su calidad en general.