De todos los sectores analizados en este reportaje, el envasado vertical es sin duda el que más ha sufrido las consecuencias de la crisis. Si el pasado año las empresas que configuraban el sector valoraban su situación como “aceptablemente negativa”, la coyuntura ha resultado ser bastante peor a lo esperado.
Como se sabe, el sector del envasado vertical es el más dependiente de la marcha del mercado interno, debido a que la tecnología empleada no suele ser lo suficientemente puntera como para tener hueco en mercados exteriores. Esto es así sobre todo desde el momento en que el euro alcanzó los niveles de cotización frente al dólar en los que se está moviendo, cerrando la posibilidad de que los productos españoles entrasen en mercados emergentes (fundamentalmente el Magreb y Latinoamérica), hasta ese momento, precisamente los destinos a los que podía tener un acceso real.
El precio no es suficiente
La principal fortaleza de la maquinaria vertical, el bajo precio de los productos, no ha sido lo suficientemente atrayente para que el mercado siguiera activo y es el campo en el que más se ha notado la caída de pedidos. Cabe señalar que, afortunadamente, el peor escenario posible, aquel en el que las condiciones de mercado se deterioran al tiempo que el euro se hace más fuerte, facilitando la entrada de maquinaria asiática, no se ha llegado a producir. Sobre el panorama actual se puede añadir que la excepción ha sido sobre todo las compañías dedicadas a la importación de maquinaria, grupos como Lapeyra & Taltavull Comercial, Representaciones Imco o Luciano Aguilar, firmas que han podido solventar el año (y en algunos casos hasta crecer a un buen ritmo) gracias a un equilibrio entre los productos que comercializan (compensando la pérdida de ventas de un tipo de maquinaria con un aumento de la facturación por otros equipos), en especial las compañías que, además del envasado, tienen negocios en el campo de la maquinaria de procesos.
Dentro de este grupo cabe destacar a dos empresas, ATP Engineering & Packaging, que pese a las dificultades del mercado sigue invirtiendo en I+D (más de 800.000 € en los últimos tres años), y Comercio e Importación de Máquinas Automáticas (Cima), que a finales de 2008 dejaba de representar la marca ‘Hayssen Sandiacre’ y pasaba a asumir la comercialización de los equipos ‘Uva’. Cabe señalar también el caso de las empresas que centran su negocio en sectores muy concretos (como Campak, con el mercado farmacéutico o Fres-Co System en el sector del café) que, pese a la norma que dice que es mejor abrir el abanico de clientes lo máximo posible para evitar riesgos, han podido sortear la crisis gracias precisamente a esta fortaleza.
¿Pasó lo peor?
Pese a lo complicado de la situación, la sensación de que podría haber sido peor está en el ambiente. De hecho, la gran esperanza de las empresas que configuran este campo es que se cumplan las previsiones y la situación de grave crisis económica no se alargue mucho más. En el fondo la cuestión es que los proveedores de equipos verticales tienen capacidad para resistir en condiciones de mercado muy duras gracias a su bajo nivel de inversión, pero no de forma indefinida.
El propio sector considera que si se ha podido aguantar el embate de la crisis ha sido porque en los últimos ejercicios se ha apostado sobre todo por la innovación. La situación actual no invita a grandes novedades que de verdad puedan dar un impulso a las ventas, pero las firmas del sector siguen trabajando para conseguir mayores grados de eficiencia (con automatizaciones que reduzcan la posibilidad de roturas o daños para el envase o el contenido), comodidad (con controles mejor integrados y fáciles de manejar) y limpieza (con sistemas de higienización más seguros).