El sector taponero creció a doble dígito en 2022 por segundo año consecutivo. El fuerte incremento de precios se encuentra detrás de este avance, que podría moderarse en 2023, tras haberse relajado la espiral inflacionista de las materias primas. El sector ha acusado este aumento de costes productivos, así como los numerosos cambios legislativos, con el “impuesto al plástico” como principal quebradero de cabeza. La inminente entrada en vigor de la ley 2019/904, por su parte, está detrás de la mayor parte de las inversiones de la industria. Ésta sigue incrementando su capacidad de producción de cierres solidarios, que llegan con cuentagotas y con cierta polémica a España. El resto de proyectos industriales y de innovación se centran en el ecodiseño y la eficiencia, aceleradores de la renovación del sector.
El sector taponero afronta años decisivos. Los cambios sociales y, sobre todo, legislativos han empujado al sector a redefinirse integralmente, renovando catálogos y afrontando transformaciones industriales con la sostenibilidad como clave de bóveda. Sin ir más lejos, la próxima entrada en vigor de la normativa 2019/904 y la reciente luz verde al resto de leyes relativas al envase han obligado a la industria a seguir innovando e invirtiendo, a pesar del contexto de inestabilidad sin precedentes modernos en el que se mueve, con la inflación desbocada y altas dosis de incertidumbre. A esto se suma, además, la necesidad de dar respuesta a una demanda creciente en materia de sostenibilidad pero también en ciertos ámbitos como el de aguas embotelladas, comida envasada y productos farmacéuticos, así como de cierres cada vez más sofisticados para el universo de la cosmética o de la farmacia.
Todo ello ha dinamizado el sector y ha contribuido a su crecimiento. Aunque, en el último año, más que hablar de crecimiento en términos absolutos, hay que hablar de avance aparente, ya que ha procedido fundamentalmente del incremento de precios aplicado por la industria para responder al encarecimiento de sus insumos (polímeros y metales, principalmente) así como de la energía, el transporte y los coste salariales. Sirva como referencia el Índice de Precios Industriales (Ipri) que calcula el INE y que arroja un aumento de 10,5 puntos en 2022 en el epígrafe de fabricación de envases y embalajes de plásticos, sumando dos años de subida a doble dígito. En cuanto a los envases y embalajes metálicos ligeros, el aumento en el último ejercicio fue de 19,3 puntos, casi seis más del registrado en 2021. Todo ello ha sido repercutido en los costes de los productos, elevando el valor del mercado.
Según los datos de Alimarket, con información de más de 45 empresas localizadas en nuestro país y dedicadas a la producción o comercialización de todo tipo de tapas, tapones y cierres, así como de sistemas de dispensado, pulverizado o difusión para alimentación, bebidas, cosmética y perfumería, droguería, farmacia e industrial, el sector de cierres y tapones en España superó los 1.200 M€ de ingresos en 2022, esto es, un 22% por encima de los datos del ejercicio anterior. Este crecimiento, sin embargo, se reduce al 7,5% en términos de volumen, quedando este avance además prácticamente limitado a los fabricantes de cierres y tapones para bebidas o para envases de cartón complejo, que han incrementado su actividad en el último año para dar respuesta a la mayor demanda de tapones solidarios, o bien, a los que trabajan para el sector de la perfumería y cosmética.
De esta forma, el mercado taponero habría crecido por segundo año consecutivo por encima del 10% (en 2021 el avance fue del 16,5%), una progresión estrechamente ligada en ambos ejercicios a la subida de los costes productivos trasladado al pvp final del producto a fin de minimizar la erosión de márgenes industriales. Aunque también influye el mayor precio de los cierres solidarios y del resto de modelos evolucionados que están saliendo al mercado, con un perfil eminentemente sostenible, bien por su diseño, o bien, por los materiales empleados.
Con vistas a 2023, las perspectivas son de una cierta moderación en la revalorización del mercado, según las primeras estimaciones de ingresos de los operadores, principalmente, porque se espera que se siga conteniendo el precio de la energía y del transporte y, sobre todo, de las materias primas, altamente volátiles pero a la baja en los últimos meses. En concreto, el valor del aluminio (uno de lo materiales más empleados en la industria taponera) en la Bolsa de Londres (London Metal Exchange) cayó un 36% entre marzo de 2022 y marzo de 2023, situando su cotización en 2.265 $/t. En cuanto a los polímeros, el descenso experimentado por el crudo desde la segunda mitad del ejercicio 2022 redujo el coste de la mayor parte de las resinas empleadas (PEAD, PP, PS). Además, los operadores vaticinan una contracción de la demanda de algunos productos como resultado de la reducción del poder adquisitivo de los consumidores en todo el mundo tras las continuadas subidas de los tipos de interés y de la inflación, lo que debería contribuir también a moderar los precios. En este contexto, sólo queda por saber como incidirá en el mercado taponero el segundo gran asunto de relevancia en la actualidad del packaging: el efecto de los cambios legislativos recientemente aprobados en España y las normativas europeas de próxima entrada en vigor.