Tras varios años en los que el envasado horizontal se configuraba como la relativa excepción a un panorama de incertidumbre, el mercado mira ahora los próximos meses con cierto recelo. La clave de todo está en el agitado verano registrado en la mayor parte de las economías europeas que han vuelto a generar un importante volumen de dudas sobre cómo evolucionará la demanda de maquinaria en lo que queda de campaña. La crisis de deuda, con el efecto que ha generado en los impuestos de algunos países (en especial en el IVA, que supone importantes cambios en el consumo), pero sobre todo la inesperada ralentización económica y los bajos niveles de confianza empresarial hacen sospechar que lo mejor del año casi seguro que ha pasado.
En este sentido, el envasado horizontal sigue contando en su haber con un poderosísimo factor como es el alto grado tecnológico de sus productos, lo que le hace accesible a mercados más complejos como el norteamericano o el asiático, zonas que, por desgracia, tampoco están a salvo de la ralentización que se prevé para los próximos meses. Pero quizá hay que acostumbrarse a que dada la situación económica que existe es imposible hacer previsiones más allá de un mes vista porque los escenarios cambian continuamente. Aceptando eso, la inestabilidad económica puede ser una oportunidad de crecer a costa de otros países que tecnológicamente se queden atrás. Para conseguirlo, la I+D sigue siendo la herramienta fundamental de las firmas españolas. Tres ejemplos ya clásicos permiten confirmar esta idea: Mespack, Bossar y Effytec.