A pesar de que en los primeros compases del nuevo año ha entrado en vigor el esperado Reglamento de Envases y Residuos de Envases, la presión legislativa sobre el mundo del packaging sigue siendo inusualmente elevada. El pasado año culminaron varias iniciativas a nivel europeo que serán seguidas durante este curso con más medidas de distinto alcance. Los cambios se antojan demasiado rápidos para una industria dominada por las pymes y que cada vez afrontan una mayor exigencia a nivel administrativo.Toda esta transformación es la consecuencia de la necesidad que tiene el Viejo Continente de encontrar un nuevo modelo productivo basado en la circularidad, en el que haya un mejor aprovechamiento del residuo y, si es posible, que el envase al final de su vida útil no deje ningún rastro. Todas las compañías que operan en este nicho llevan años trabajando para conseguir este objetivo, lo que ha resultado en una marea de novedades y mejoras en pos de la sostenibilidad. Aunque el mercado sigue viendo cómo se suceden innovaciones en este ámbito, el ritmo en el que aparecen ya no es tan acelerado. En su mayor parte, todos los actores están ahora concentrados en sacar el máximo partido de aquellos productos que de verdad han tenido una buena acogida, aunque las exigencias normativas y la propia dinámica del sector invitan a mantener plenamente operativos los laboratorios para seguir innovando.El informe de este año recoge como en anteriores ocasiones los proyectos desarrollados en el mercado español por la industria del packaging relacionados con la innovación y la sostenibilidad, así como un estudio al conjunto del sector para conocer el grado de información respecto a las nuevas normativas, sus previsiones para 2025 y las oportunidades y peligros que se avistan en el horizonte.