Los envases desempeñarán un papel importante de cara a combatir el estrés pandémico provocado por la Covid-19, garantizando la higiene de los productos y fomentando el bienestar emocional de los consumidores. En respuesta a la necesidad de reforzar la seguridad de los productos, los fabricantes de envases están añadiendo nuevos envoltorios, tapas y cubretapas, que crean barreras físicas adicionales para proteger los productos de cualquier posible proceso de contaminación. En España, un 71% de los consumidores adultos reconocían en junio de 2020 que procuraban desinfectar todos los artículos que llegaban a casa.

Coca-Cola (1) ha lanzado un nuevo “cubrelatas” para agrupar sus latas de refrescos. La solución representa una alternativa respetuosa con el medio ambiente a las anillas agrupadoras de plástico, que además crea una barrera física que cubre la parte superior de la lata y garantiza la protección higiénica del envase en toda la cadena de suministro.

Además de proteger la salud física, los envases pueden contribuir a aliviar la ansiedad y mejorar el bienestar mental de las personas. Hay envases que propician los rituales de preparación para el consumo u ofrecen soluciones beneficiosas para el bienestar psíquico y emocional, y pueden ayudarnos a disfrutar de los momentos buenos y a sobrellevar los malos.

El poder de los envases como motor de concienciación

La necesidad de difundir consignas sanitarias durante la pandemia ofrece a los envases la posibilidad de actuar como emisarios o portadores de dichas consignas. Eso incluye tanto los llamamientos a la adopción de conductas responsables, como los mensajes ilusionantes relacionados con actos de ejemplaridad y agradecimiento o sobre técnicas de evasión.

En Argentina, donde es habitual compartir latas o botellas de vidrio entre grupos de amigos, Brahma (2) ha lanzado una solución en sus envases que contribuye a mantener un comportamiento responsable en el ámbito de las relaciones sociales. Este fabricante acompaña sus packs de seis cervezas de pegatinas con seis personajes en colores diferentes para ayudar a los consumidores a diferenciar cada lata y evitar que dos personas puedan compartir el mismo envase, una práctica peligrosa durante la pandemia.

En Sudáfrica, Sasko White Bread (3) ha actualizado el diseño de su bolsa para incluir mensajes referentes al Covid-19, que fomentan el comportamiento responsable y pueden llegar a las personas sin acceso a Internet.

La semiótica encaja bien con el diseño de los envases

El envase es un soporte informativo que permite transmitir mensajes explícitos o implícitos sobre la funcionalidad y las ventajas que ofrece un producto o su envoltorio. El uso eficaz de la semiótica requiere un profundo conocimiento de las expectativas de los consumidores con respecto a una marca, un producto, un envase o una situación de consumo.

En el Reino Unido, Meda Wellness (4) incorpora un envase de diseño minimalista, con alguna salpicadura de color y grafías inspiradas en el sector del bienestar. Esta bebida británica constituye un claro ejemplo de uso sutil de la semiótica clásica. A su vez, la bebida estadounidense con aromas naturales y cafeína Flyte (5) se presenta en un envase con un diseño gráfico impactante, que representa la energía y movilidad de un colibrí. Cada combinación cromática identifica un sabor diferente.

Los fabricantes de bebidas estudian alternativas de envasado más sostenibles

Las empresas fabricantes de bebidas mantienen su firme compromiso con la sostenibilidad de sus envases a través de la reciclabilidad, el sello de material biodegradable o compostable y el lanzamiento de botellas de papel. Poco a poco, los envases compostables se están haciendo un hueco en el sector de bebidas. En Australia, el agua envasada Spring Water (6) se presenta en una botella 100% ecológica. Está fabricada únicamente con productos vegetales, es totalmente biodegradable y compostable, no contiene derivados del petróleo ni productos químicos, es respetuosa con el medio ambiente y en su fabricación se han utilizado un 50% menos de combustibles fósiles. En Corea del Sur, I’m Eco Natural Mineral Water (7) se comercializa en botellas de plástico ecológico compostable, fabricadas enteramente a partir de caña de azúcar, que se descomponen en agua, dióxido de carbono y compost de alta calidad en un plazo de 180 días desde su eliminación. Los fabricantes de agua envasada también tienen la posibilidad de apelar a la conciencia medioambiental de los más jóvenes mediante el uso de envases de papel. En EE.UU., los consumidores de edades comprendidas entre 18 y 24 años afirman estar dispuestos a asumir el diferencial de precio de consumir agua envasada en cajas o recipientes de cartón. El lanzamiento de agua envasada en recipientes de papel transmite una sólida imagen de compromiso medioambiental. En Polonia, Aqua Polonia (8) se presenta como un agua “comercializada en un envase reciclable, que no contiene BPA y está fabricado a partir de materiales sostenibles, con baja huella de carbono, e incorpora un tapón ecológico de caña de azúcar y el distintivo FSC”.

El reto de destacar por no dejar huella

Las marcas más innovadoras están haciendo un uso destacado de la declaración de la huella de carbono en sus productos, contribuyendo además a divulgar su importancia entre los consumidores. La empresa sueca Oatly (9), indica la huella de carbono de sus productos en el anverso de sus envases, y dedica una de sus caras laterales a explicar su importancia a los consumidores. A su vez, en Dinamarca, Økologisk Lårmix (10) no solo se presenta en un envase reciclable cuya etiqueta delantera muestra la reducción en las emisiones de CO2 que conlleva su consumo, sino que además plantea a sus consumidores un reto para reducir su huella de carbono.

A finales de enero de 2021, Heinz (11) introdujo un agrupador de envases de cartón con certificado PEFC, que declara tener huella de carbono cero en sus procesos de fabricación y transporte.

El agrupador, que sustituye al retractilado plástico que se utilizaba hasta ahora, es reciclable y su materia prima procede de bosques renovables, gestionados de forma sostenible, según asegura el fabricante. Heinz también afirma que, por su diseño, el agrupador contiene un 50% menos material que un embalaje de cartón completo y un 10% menos que un agrupador de cartón convencional, y su huella de carbono es un 20% inferior a la de un envase retractilado equivalente. El agrupador de cartón está fabricado a partir de madera procedente de silvicultura sostenible y es totalmente reciclable.