El centro tecnológico Ainia lidera el proyecto, en el que también participa Aimplas (Instituto Tecnológico del Plástico) y la empresa Cítricos y Refrescantes (Citresa), además de la Asociación Europea de Zumos de Frutas (AIJN) y otros nueve socios internacionales. El proyecto, denominado 'PHBottle', busca dar respuesta a dos de las problemáticas actuales más acuciantes en la industria alimentaria: la gestión de sus aguas residuales y la generación de envases biodegradables para sus productos.
Su objetivo es obtener en 42 meses un nuevo envase para zumos, biodegradable y con propiedades antioxidantes (que alargue la vida útil del alimento que contenga), fabricado a partir de los azúcares y de otros residuos ricos en carbono, nitrógeno y oxígeno existentes en las aguas residuales de las propias industrias de zumos. Supone la aplicación de los últimos avances en microencapsulación, biotecnología y tecnologías del envase. En su desarrollo está trabajando, coordinado por ainia centro tecnológico, un consorcio internacional formado por 8 empresas y 4 organismos de investigación.
El proyecto parte de una realidad: Las industrias de zumos consumen una gran cantidad de agua, tanto en la limpieza de sus equipos e instalaciones, como en el lavado de frutas, etc. Unas aguas residuales que tienen que gestionar y que contienen grandes cantidades de residuos orgánicos, en forma de azúcares, que a su vez son una materia prima numerosa y de gran valor para la producción de bioplásticos. Las industrias de zumo de frutas en Europa juegan un papel importante en la gestión de aguas residuales, debido a que este tipo de industria llega a generar hasta 129.275 M l. de agua residual al año.
Un proyecto con tres fases
'PHBottle, que se encuentra en su fase inicial, está identificando microorganismos capaces de transformar los restos orgánicos de las aguas residuales en un material plástico biodegradable, el PHB (polihidroxibutirato). Una vez obtenido este material, las propiedades del mismo serán mejoradas, en una segunda fase del proyecto, con la incorporación de fibras de celulosa e ingredientes encapsulados con propiedades antioxidantes, de manera que este material, cuando contenga un alimento, sea capaz de alargar la vida útil del mismo.
En una tercera fase, este material reforzado y mejorado en sus propiedades, se moldeará y será utilizado para fabricar botellas de zumo. Finalmente, estas botellas serán validadas y testadas, envasándose en ellas el zumo de frutas de la misma industria generadora de las aguas residuales. Así se cierra el ciclo: El generador del residuo se convierte en el beneficiario del nuevo envase, adaptado a la necesidad de su producto.