El posicionamiento de España como potencia en la producción agropecuaria, unido a las tendencias de consumo en productos a temperatura controlada ofrecen una base suficientemente sólida para el desarrollo de la industria de frigoríficos de servicio, desde la que se traslada optimismo y se sigue trabajando en la consecución de los diferentes retos tradicionales y de nuevo cuño que afronta el sector. Es probable que la incertidumbre que sobrevuela actualmente los mercados económicos haya ralentizado en parte sus planes de crecimiento, pero seguimos observando operaciones de compra e inversiones en nuevas instalaciones, que denotan un dinamismo interesante.