Desde la última década del siglo pasado, gracias al gran avance de las TIC y a la aparición de internet, la sociedad inicia un camino de digitalización imparable y de progresión exponencial. No solo se transforma el mundo de los negocios, sino que cambia la vida cotidiana de los ciudadanos, apareciendo todo tipo de equipamiento y software que permiten cambiar el modo en que hacemos las cosas, la forma en que nos relacionamos, obtenemos información y nos formamos, es decir nos reinventamos nosotros y toda la sociedad de modo prácticamente continuo.
Esta realidad hace que, en el entorno sanitario, se transforme todo el aparataje electro-médico, al asociarle componentes informáticos que los hacen susceptibles de ser gestionados de modo estandarizado. Esto acaba poco a poco con las cajas negras, abaratando la fabricación, estandarizando la conectividad y aproximando la calidad de los productos. Con esta realidad tecnológica, a mediados de la pasada década, se inicia un proceso imparable de digitalización de todo el Sistema Sanitario de Salud, haciendo especial esfuerzo en los hospitales.
Proceso de digitalización hospitalaria
Sin embargo, esta primera transformación digital, siguiendo la realidad organizativa del SNS, no se hace pensando que la buena asistencia se ha de centrar en el paciente y no en el modelo organizativo imperante en aquel momento, que estaba basado en una organización profesional muy especializada y dividida en niveles asistenciales.
Después de avanzar en la informatización de la gestión económica y asistencial, se sigue con servicios centrales como Farmacia, Radiología, Laboratorio, etc., donde todo el SNS apuesta por soluciones comerciales con un nivel de estandarización creciente. En este momento se empieza a disponer de una masa crítica de datos en formato digital que hace que en el seno de las distintas Comunidades Autónomas, aparezca la inquietud de informatizar la Historia Clínica Electrónica. Con una carencia casi total de soluciones comerciales, surge la discusión de utilizar aplicaciones integradas o interoperables, apostando por la solución más fácil y económica en aquel momento, la de aplicaciones integradas para toda la comunidad, quedando la interoperabilidad como asignatura pendiente.
De modo general, nacen los proyectos de hospital sin papeles, digitalizando los archivos de historias clínicas y manteniendo, en casi todas las HCE, los informes electrónicos en formato PDF y los cursos clínicos en texto con un bajo nivel de interoperabilidad. Es decir, digitalizamos en formato analógico, lo que aporta muchas ventajas en cuanto a accesibilidad y disponibilidad de la información, pero con poca capacidad transformadora del sistema.
Apuesta por la interoperabilidad
A partir de mediados de esta década, se incrementa el esfuerzo en la incorporación de estándares y comienza una apuesta clara por la interoperabilidad de las distintas aplicaciones, tanto dentro de los hospitales como en las Comunidades Autónomas, haciendo especial esfuerzo en la compatibilidad de la Historia Clínica Electrónica y la Receta Electrónica en todo el Estado. Se consolida el proyecto HCDSNS, Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud, iniciativa del Ministerio de Sanidad español que tiene como finalidad garantizar a ciudadanos y profesionales sanitarios el acceso a la documentación clínica más relevante para la atención sanitaria de cada paciente. Este proyecto, junto con e-Receta se espera que estén totalmente implantados a finales del 2019. También se inicia el proyecto EpSOS, European Patients Smart Open Services, la que podemos llamar HCE reducida europea, que tiene como objetivo: diseñar, construir y evaluar una infraestructura de servicios para alcanzar la interoperabilidad transfronteriza entre sistemas de Historiales Clínicos Electrónicos Europeos. Se estima que en 2021, al menos 23 países europeos dispondrán de una HCE y una e-Receta interoperables.
Hasta aquí podemos afirmar que la primera transformación digital, a pesar del escaso nivel de interoperabilidad alcanzado, ha seguido el camino esperado para un modelo de gestión del Sistema Nacional de Salud como el actual, muy basado en la organización profesional. Pero la realidad de la transformación exponencial de la sociedad por la influencia de las TIC, el progresivo envejecimiento de la población y los movimientos migratorios obligan a redefinir el modelo asistencial posicionando al ciudadano en el centro, esta vez de verdad. Se trata de redefinir todos los procesos con una visión transversal de la asistencia, situando al ciudadano, como agente activo y responsable, que participa en todas las decisiones relativas a su salud.
Abordaje de la segunda fase de transformación digital
La que podríamos llamar Segunda transformación digital del sistema sanitario, se inicia en un entorno que no puede abstraerse de la dependencia universal de las TIC, que se han convertido en agente acelerador de todas las áreas de conocimiento, transformando, además, a ciudadanos y organizaciones en generadores y consumidores compulsivos de información.
En este momento podemos afirmar que tenemos una indigestión de datos de salud, lo que nos obliga a trabajar y dedicar muchos recursos para garantizar su calidad, normalización, seguridad, confiabilidad y privacidad. Debemos asegurarnos de que los nuevos retos de lo que podemos llamar medicina basada en datos, nos permitan redefinir todos los procesos asistenciales en torno al ciudadano, automatizando los procesos repetitivos y definiendo modelos de ayuda a la toma de decisiones. Es necesario pasar de un modelo reactivo, como el actual, a otro mucho más proactivo, con el objeto de cambiar el paradigma de la medicina que únicamente se basa en síntomas, diagnóstico y tratamiento a otra basada en el establecimiento de controles preventivos y análisis de riesgos.
Gracias a la convergencia de la biología y las TIC, aparecen las ciencias Ómicas, que van a permitir seguir evolucionando el modelo asistencial de preventivo a predictivo, potenciando la medicina personalizada y de precisión.
En esta segunda transformación digital, tenemos que aplicar nuestro esfuerzo a la evaluación y valorización de resultados, tanto de la asistencia como de la investigación realizada en nuestros centros. Sin duda es una oportunidad única para el SNS, para la generación de riqueza y para los ciudadanos.
En este momento podemos hablar de sistemas de salud conectados o potencialmente conectables. Siguiendo con los esfuerzos en la potenciación de la interoperabilidad, especialmente con la utilización de tecnologías del lenguaje, los medios más relevantes a utilizar para transformar el modelo comprenderían todo lo relacionado con el análisis de información, como BI aplicado a la clínica, Big Data, Inteligencia Artificial (especialmente los modelos de aprendizaje como el Machine Learning y el Deep Learning); todo lo relacionado con asistencia no presencial, como la Telemedicina; todo lo relacionado con el Internet de las Cosas; la movilidad; y la Social Media. Estas últimas potenciarán el empoderamiento del ciudadano y trasladarán al sistema público un conocimiento que ahora no tiene.
Retos en el proyecto de digitalización
En cualquier caso, esta segunda transformación, tiene dificultades importantes para alcanzar el éxito en un tiempo razonable. La primera es que, siendo un modelo de negocio basado en el conocimiento, está excesivamente regulado y resulta muy lento en la adopción de nuevas tecnologías e incorporación de nuevos procesos. Esta regulación tiende a igualar en mediocridad a las organizaciones, al dificultar la generación de talento y la potenciación de líderes tractores. Otra dificultad viene dada por la necesidad de incorporar nuevos perfiles profesionales a nuestras organizaciones como bioinformáticos, científicos de datos, ingenieros, matemáticos, etc.
Según el último informe SEIS, en el año 2017 el porcentaje del presupuesto dedicado a TIC se ha mantenido congelado en el 1,22%, mientras que la media en Europa está próxima al 5%. Tal como afirma Luciano Sáez, presidente de la Sociedad Española de Informática de la Salud, estos números son un síntoma de que no se está priorizando la transformación digital del Sistema Nacional de Salud, y esta puede ser la mayor dificultad para continuar con una transformación digital de éxito.