Labores de valoración y seguimiento
El personal de enfermería se encarga asimismo de los procesos de seguimiento, con el desarrollo de todo tipo de actividades, en base a las que puede llegar a replantearse todo el plan de atención por situaciones de empeoramiento, brotes de patologías degenerativas, accidentes, etc. Igualmente, trabaja con otros niveles de atención sociosanitaria. En este sentido, y en función de las características de los residentes (enfermos crónicos o con patología diversa), se les debe proporcionar asistencia programada en ciertos niveles de atención hospitalizada y hospitalaria.
En la misma línea, el colectivo presta atención en programas puntuales, como pueden ser los ingresos de residentes por descanso familiar, y que requieren un esfuerzo añadido para el personal de enfermería. Sin olvidar imprevistos o urgencias que se pueden producir dentro de la residencia. En muchos casos, en función de la hora o del día en que se produzcan, son atendidas por la enfermera en soledad: accidentes, caídas, paradas cardiorrespitorias, agresiones, atragantamientos, etc. Este tipo de imprevistos son en muchos casos derivados al 112 o se solicita en el centro de salud una asistencia médica a domicilio (el propio de la residencia). En cualquier caso, la enfermera es quien atiende sola la mayoría de estas urgencias que se producen fuera del horario habitual.
Además de las labores asistenciales descritas anteriormente, debemos destacar el importantísimo papel de acompañamiento que cumple la enfermería en las residencias de mayores. Muchas de estas situaciones se producen en situaciones críticas, como pueden ser la vuelta de una hospitalización o el caso de los pacientes con cuidados paliativos.