La salud digital en sanidad está cambiando a más velocidad que la que aparentemente vemos desde dentro del sistema, especialmente desde el entorno de lo público. Funciona este avance de manera muy rápida, y a veces sacude la situación por impulsos que hacen que dichos avances nos sobrepasen. Solo hay que echar la vista un año atrás y ver la transformación que ha provocado la pandemia del Covid-19, con respecto al teletrabajo en el mundo de la salud.
Venimos de un mundo donde la informática ha sido y es, en la mayoría de los casos, un alarde de gestión y análisis rudimentario de información, basado en muchas ocasiones en contar series y en alguna hoja de cálculo más o menos avanzada. Este es el mundo que nos rodea en nuestra realidad y del que, si no se ha preparado o se están preparando las infraestructuras y los actores, podemos decir que se ha perdido el tren e iremos respondiendo de manera reactiva a la sociedad, con todo lo que implica. Es por tanto una evolución rápida, cuando no una revolución continua lo que nos espera en los años inminentes.
Datos, la nueva fuente de riqueza
Actualmente la toma de datos está variando desde los métodos tradicionales basados en los sistemas que suelen gestionar los servicios de Admisión, por poner el ejemplo más obvio, a procesos automatizados o semi automáticos que hacen esas mismas funciones. Pero no queda aquí la cosa; la incorporación, lenta pero paulatina de los llamados procesos automatizados basados en robots, los RPA, van a cambiar el modo de trabajo de los centros sanitarios descargando a muchos servicios de roles meramente operativos a roles de control y gestión de procesos. Estos sistemas ya están planificando sus pruebas en algunos servicios regionales de Salud y avanzan una mejora tanto en la rapidez como en la eficacia de procesos repetitivos. Este sería el caso de las citaciones, procesos que en un hospital de 500 camas pueden suponer unas 1750 citas diarias, de las cuales, cerca de al menos un tercio podrían citarse sin problemas con sistemas RPA con la tecnología ya existente, lo que da una idea del impacto que puede empezar a suponer la incorporación de estas tecnologías.
Se está realmente empezando a tomar conciencia de la toma de variables masivas como arma de diagnóstico eficaz. Esta es una de las fronteras que ya se han traspasado y estamos desarrollando de manera reactiva pero a marchas forzadas. La irrupción de la tecnología ioht, Internet of health thing, esta introduciendo una nueva, masiva y complementaria manera de recolectar datos de salud. Durante mucho tiempo, las variables y señales eléctricas de todo tipo de pruebas se han perdido en el ostracismo del papel de los informes, esto realmente esta cambiando a marchas forzadas y ya se están poniendo en producción sistemas que recolectan este tipo de señales y analizan su significado aportando información de manera orquestada con el resto de las acciones clínicas, ayudando de esta manera a mejorar los diagnósticos.
Es por tanto el ioht la nueva frontera a explotar en los datos, no solo ya en casos de usos puntuales, como están siendo los seguimientos de enfermedades cardiacas basados en todo tipo de wearables, si no, que debemos aportar los propios elementos que pueden dar los pacientes, como pueden ser los smartwatchs que tiene la ciudadanía y que tienen ciertas medidas clínicas.
Otra de las incorporaciones que esta aplicando el ioht, y casi sin darnos cuenta, son los sistemas de localización de pacientes y activos en tiempo real, los RTLS, que como ejemplo, el hecho de poder marcar los tiempos y localizaciones de los pacientes en el área quirúrgica en cualquier momento, tiene varias ventajas inmediatas a día de hoy. Una de ellas es establecer los tiempos de entrada y salida en las distintas zonas evitando introducciones manuales por parte de todo tipo de personal. Otro caso de uso es poder llamar a personal auxiliar para trasladar pacientes y recursos materiales de manera mucho más eficaz y eficiente, como ya se hace en algún hospital adelantado de nuestra geografía.
Nuevos roles, nuevos actores
Esta entrada de información, conjuntamente con el análisis de los sistemas de información clínica estructurados basados en CMDIC, están dando lugar al surgimiento en los centros asistenciales de unidades de análisis masivos de la información, con el ánimo del descubrimiento de pautas y patrones, no solo en los pacientes sino también en las praxis clínicas, lo que está dando lugar a empezar a atender pacientes basándose en una práctica clínica realmente personalizada. Esto que está empezando de manera incipiente se va a generalizar en los próximos años, en un horizonte no más allá de 5 o 6 años, ya que es el horizonte de madurez de estas tecnologías.
La siguiente frontera a traspasar viene dada por la evolución del personal de los servicios TIC. Esta evolución vendrá dada también por el propio devenir de los sucesos que acontecerán en la sociedad; al igual que esta evoluciona a una serie de servicios más especializados, los servicios básicos TIC en sanidad serán cada vez menos estratégicos y se dejarán en manos de servicios externos o incluso de unidades especializadas basadas en macro centros de los propios servicios regionales. Esta parece realmente la única manera de poder “universalizar” servicios en áreas que por población no es posible cubrir de otra manera. Esto hará que los perfiles de los servicios TIC evolucionen de los tradicionales perfiles de ingenierías y ciencias a la nueva generación de ingenieros en biomedicina y en graduados de la salud. Serán perfiles que, teniendo una profunda base tecnológica de última generación, poseen conocimientos especiales en análisis de señales, variables médicas y amplias áreas de la medicina, estableciendo por fin la tan ansiada comunicación con los profesionales clínicos, una de las debilidades de los servicios TIC hasta el momento.
Dentro de esta evolución, la asunción de los sistemas y procesos de los llamados equipos de electromedicina es una de las evoluciones naturales en las competencias que tienen que ir asumiendo los servicios TIC en salud. Estos sistemas son generadores de una cantidad ingente de información que, en la mayoría de los casos, se quedan en centrales de monitorización o sistemas independientes sin más tratamiento que el visual del momento, pudiendo generar una valiosa información de valor añadido que sirva, a través de análisis de los datos en tiempo real, para establecer nuevas pautas de tratamiento como puede ser la incorporación de algoritmos de predicción.
En nuestros centros, hay infinidad de centrales de monitorización, sistemas de ECG, sistemas de neurofisiología, eco cardiógrafos, sistemas de imagen no radiológica, etc. que en su mayoría, y en el mejor de los casos, solo integran el informe de la prueba diagnóstica que lleva, pero no existe un tratamiento de la información que conlleva y por tanto, no aportan inferencia clínica más allá del momento en que se producen. Estos sistemas pueden aportar patrones ocultos solo con el análisis masivo de la información que contienen o incluso se pueden llegar a realizar análisis cruzados de varias pruebas que puedan reflejar comportamientos o patrones que determinen con más facilidad y eficiencia un diagnóstico.
La nube como necesidad
Otra línea evolutiva será, toda vez que estén los datos y los actores preparados, el análisis de dicha cantidad ingente de información. La introducción del procesamiento del lenguaje natural, la incorporación del big data como una herramienta cotidiana en la práctica clínica o el análisis de datos como la genómica van a obligar a cambiar el modo de pensamiento a la hora de proporcionar servicios de procesamiento de la información. Para ello volveremos a apoyarnos en varias áreas, muchas de ellas en modo nube.
Las tecnologías antes mencionadas son simplemente imposibles de mantener en los tradicionales modos de CPD que existen en muchas instituciones y solo la agrupación en grandes clústeres híbridos públicos-privados van a poder dar una respuesta, tanto a la seguridad como a la capacidad de las necesidades requeridas para poder acometer dichos servicios. En este sentido, se exigirá a los servicios TIC una rápida evolución en la forma de pensar en cómo se va a proporcionar dichos servicios. La única respuesta hoy en día es la nube y los servicios de computación masiva y paralela que están albergados en estos grandes centros de procesos de datos, porque sencillamente no se podrán mantener los costes frente a las ventajas competitivas que estos sistemas aportan y, si no se adoptan, los usuarios buscaran otro tipo de alternativas que proporcionen estos servicios de una manera u otra. La evolución de los sistemas se antoja tan radicalmente distinta a lo conocido hasta ahora, que cuesta tan siquiera imaginar que los ciclos de amortización que manejamos ahora (< 5 años) se puedan cumplir, reduciéndose drásticamente y por tanto, haciendo imposible las adquisiciones tal y como las conocemos.
Finalmente los directores de informática, como gestores, no se pueden quedar al margen de esta evolución; seguir pensando que el ecosistema digital en salud que ha existido desde la introducción de los primeros sistemas allá por el inicio de los años 80 va a seguir en la misma dinámica de un lento, continuo y progresivo cambio es vivir de espaldas a la realidad. Los cambios y retos que toca afrontar con carácter prácticamente inmediato dibujan un escenario radicalmente distinto, muy dinámico en contraposición al existente, que también es rápido y cambiante, y sobre todo con una permutación de actores y roles que rodea la información sanitaria que hará que, o bien se transformen en gestores de información y verdaderos CIO, o simplemente desaparecerán porque la mayoría de sus competencias serán asumidas por nuevas figuras que irán emergiendo dentro del nuevo ecosistema digital en salud.