Los datos sanitarios son protagonistas principales de la transformación de la sanidad impulsada por el potencial de las tecnologías digitales para la realización de valor para los pacientes, los profesionales y las organizaciones. A lo largo de la crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19, se ha hecho patente la necesidad de compartir información en tiempo real en el SNS, tanto para la vigilancia y control epidemiológico como para la respuesta asistencial, la gestión de los recursos sanitarios y la toma de medidas de salud en la población.
Uno de los objetivos principales de la Estrategia de Salud Digital del SNS es adoptar políticas de gestión y gobierno de los datos que permitan disponer de una información interoperable y de calidad. Entre las actuaciones más significativas se encuentra la creación de un Espacio Nacional de Datos Sanitarios como instrumento básico para la generación de conocimiento científico y la evaluación de los servicios mediante el tratamiento y análisis de datos masivos. Este espacio deberá permitir a la vez el desarrollo de aplicaciones de Inteligencia Artificial y otras herramientas para la generación y extracción de conocimiento, que sirva para dar soporte avanzado a los profesionales y conseguir mejoras de la calidad asistencial y de los resultados de salud.
El cambio sanitario ligado a la transformación digital implica una nueva cultura dirigida hacia las organizaciones dirigidas por datos. Esta nueva cultura implicará que los datos están en la base de cada decisión en todos los procesos e interacciones tanto en la asistencia como en la gestión; será un elemento central una gran base de datos integrada que permita la recogida, el tratamiento, el análisis y la explotación de los datos procedentes de distintas fuentes tales como clínicos, genómicos, de exposición ambiental, hábitos de vida, factores socioeconómicos y otros considerados relevantes para la salud.
Igualmente, los datos se procesan y facilitan en tiempo real allí donde son necesarios en forma usable y segura; se presta gran atención al manejo de los datos, con atención crítica a la privacidad, seguridad y resiliencia; existe una disponibilidad de recursos humanos capacitados en gestión de datos; y se facilita la construcción de ecosistemas de datos de salud, articulando las partes interesadas dentro y fuera del sistema sanitario