La pandemia que estamos sufriendo nos ha enseñado que, en el ámbito de la interoperabilidad de los sistemas de información sanitaria, es necesario reaccionar con la suficiente rapidez a cambios en la situación para poder obtener los datos que permitan mantener la eficacia del sistema. Y el mecanismo del que se dispone para alcanzar este objetivo son las estrategias de doble modelo. Estas estrategias surgen como contraposición a las de modelo simple que funcionan bien en otras áreas del conocimiento y se basan en separar dos componentes diferenciados: la información y el conocimiento.
En este escenario se define la información como los hechos u opiniones que se conocen de una persona (por lo tanto, solo son válidos para ella) y que no van a variar con el tiempo. Por ejemplo: Juan Ejemplo tenía el 2 de julio de 2021 a las 9:00 de la mañana una presión arterial de 140/70 mm de Hg. Por otra parte, el conocimiento son los hechos recogidos a lo largo del tiempo, que son válidos para todas las entidades del dominio pero que pueden variar. Por ejemplo: una medida de la presión arterial tiene dos componentes, ambos medidos en mm de Hg, la presión sistólica y la presión diastólica. A diferencia del anterior, este concepto es válido para todas las personas, pero puede cambiar, por ejemplo, porque se decide que es necesario conocer la posición del paciente cuando se hizo la medida para poder interpretarla correctamente.
Y la mayor diferencia del ámbito sanitario respecto a otros es, precisamente, la variabilidad que tiene el conocimiento, tanto porque los conceptos difieren entre distintas organizaciones como porque surgen nuevos o cambian con el tiempo y esta diferencia es la que causa que las estrategias de modelo simple no funcionen bien en el entorno sanitario, surgiendo las estrategias de doble modelo para intentar solucionarlo.