Antes de nada, empecemos definiendo que se entiende por telemedicina. Tradicionalmente, la telemedicina era la prestación de servicios médicos a distancia, pero como todo en esta vida, el concepto ha evolucionado a una definición mucho mas amplia y con más actores en su interpretación. Por tanto, podríamos definir telemedicina como el conjunto de actos sanitarios que incluyen tanto la prevención, el diagnóstico, el tratamiento, la rehabilitación y la educación sanitaria en aras de maximizar los esfuerzos y los recursos que los sistemas sanitarios, ya sean públicos o privados, ponen a disposición de sus “clientes”, y que dichos actos son articulados por medios tecnológicos que implican la no concurrencia en un mismo sitio de los recursos implicados.
Este concepto de telemedicina, tiene otras connotaciones, especialmente sociales, ya que es un medio que posibilita la ubicuidad de la atención sanitaria a prácticamente todos las zonas geográficas, es decir, puede servir para vertebrar realmente el estado; es un medio que, aunque pueda tener una fuerte inversión inicial, su curva de retorno económico es muy rápida si se han definidos bien los objetivos que se pretenden alcanzar; facilita la continuidad asistencial en la vida de los pacientes, ya que la comunicación medico primaria con medico especializada puede ser establecida por protocolos de comunicación en aras de una atención mas personalizada; la formación continua de todo el sistema es favorecida por este tipo de tecnologías, tanto a nivel de médicos de distintos niveles asistenciales, como médicos de las mismas especialidades; y se fomenta el intercambio de conocimiento especialmente con alumnos de las distintas áreas de conocimiento sanitario.
Todo esto disminuye el tiempo entre la toma de exámenes y la obtención de resultados, o entre la atención y el diagnóstico del especialista, el cual no debe viajar o el paciente no tiene que ir a examinarse, reduciendo costos de tiempo y dinero. Cabe recordar que para que este ecosistema funcione, la inversión, especialmente en redes de alta velocidad que cohesionan el territorio, es básica y, dependiendo del tipo de telemedicina que queramos hacer, los elementos hardware que se utilicen tendrán a su vez un coste variable.
Telemedicina para los distintos niveles asistenciales
¿Qué tipos de telemedicina podemos plantear? Esta es una pregunta que no tiene una respuesta adecuada, a pesar de lo que se pueda suponer, porque la tecnología esta adquiriendo una evolución tan rápida como la sociedad esta demandando y cada poco tiempo salen nuevos casos de uso.
No obstante, podríamos plantear tipos de telemedicina como la diagnóstica, que es aquella que sirve para analizar las pruebas diagnosticas a petición de un sanitario en base a una sospecha y emitir un diagnostico. Dentro de este modelo, podemos denotar dos áreas bien definidas. Encontramos por ejemplo el desarrollo de sistemas de cribados masivos, que pueden ser centralizados en grupos con procesos industrializados, y donde el coste y la accesibilidad de las pruebas impactan radicalmente sobre las futuras patologías. Un caso típico son los centros centralizados digitales de cribado de cáncer de mama. Y, por otra parte, existen también los comités de patologías, generalmente tumores, que pueden ser ya multi centros, pudiendo seleccionar lo mejor de cada uno de ellos, en aras de atender mejor y realizar la mejor practica clínica.
Otros tipos de telemedicina serían la Asistencial, que es aquella en la que hay una primera interacción paciente/sanitario y donde se puede establecer si existe una patología, o hay una demanda de algún servicio, y por tanto, en la que no intervienen recursos especiales; Educacional y Formativa, que es en la que se establecen sesiones de continuidad asistencial o, incluso, en la que existe un proceso educacional con respecto a la ciudadanía, como pueden ser las escuelas de diabetes que fomentan los servicios de endocrinología; y Proceso, que pueden servir para una mejora continua del proceso asistencial y/o no asistencial, pero en la que intervienen varios roles de distintos ámbitos y, por tanto, es necesaria una herramienta que permita la participación activa, rápida y eficiente de todos los actores.
Aplicaciones más representativas
Una vez planteados los escenarios posibles que tenemos, realmente nos hemos dado cuenta de que la clase sanitaria ha sido hasta la pandemia muy timorata a la hora de realizar los despliegues y, con la necesidad, se ha visto que las herramientas estaban ahí y que los procesos, estaban casi definidos. Nos ha faltado, dentro de la tragedia que ha supuesto una pandemia, ese empujón para desarrollar todas las aplicaciones posibles, ya que, aunque ya estaban siendo poco a poco desarrolladas, faltaba un catalizador que espoleara al sistema. Dentro de las aplicaciones mas notables que podemos determinar encontramos el Tele diagnostico, un proceso por el cual se realizan diagnósticos a distancia. Generalmente la mecánica es la realización de una prueba por el personal sanitario que tenga competencias pero con un menor nivel de capacitación (técnicos, auxiliares, etc.) y las pruebas se transmiten a un centro matriz que se encarga de informarlas y ponerlas a disposición de los clínicos en la historia clínica.
Este proceso tiene varias ventajas. Por una parte, permite tener especialistas en zonas remotas y/o poco atractivas para médicos especialistas que no deseen cambiar de domicilio, y gracias a este proceso, la ciudadanía de esa población tiene prácticamente las mismas facilidades que las de una capital de comunidad o una gran ciudad. Asimismo, se refuerza el networking entre los médicos peticionarios y los médicos que interpretan las pruebas, haciendo que la praxis clínica sea mas enriquecedora para ambos y, por tanto, se aporte más conocimiento a todo el sistema para atender mejor a la ciudadanía. Igualmente, se fomentan los servicios a los ciudadanos de segundas opiniones, con lo que aporta de valor añadido al servicio de un sistema de salud; se favorece la industrialización de la cadena de valor a la hora de producir los diagnósticos de las pruebas, lo que debería redundar en una mayor humanización por parte del clínico que lleva a un paciente, ya que debería disponer de mas tiempo para centrarse en la clínica y no en la recepción y/o retrasos de pruebas; y facilita la formación continua y remota, pero de calidad, para los alumnos de las escuelas y facultades de medicina y enfermería.
Como consecuencia, los casos de usos que se están desarrollando por todo el territorio nacional son muchos, y cada uno incidiendo sobre distintas áreas. Lo que antes era terreno exclusivo de la radiología digital, por la facilidad de transmisión de las imágenes, ahora llega a todos los ámbitos, desde la radiología hasta la patología digital, pasando por teleconsultas, sesiones virtuales, exposiciones de casos de significada clínica, atención domiciliaria virtual, etc.
Un caso de uso en concreto que vamos a comentar es el de la Telepresencia. Este caso de uso esta siendo desplegado actualmente en una Comunidad Automona con un grave problema de dispersión geográfica, y por tanto, las especificaciones que hemos dicho previamente se han desarrollado plenamente en este ejemplo real.
El empleo de los sistemas de Telepresencia en sanidad aporta beneficios y soluciona problemas tanto desde el punto de vista de los pacientes como del de los profesionales. Así, permiten reproducir interacciones cara a cara sin restricciones geográficas, evitando traslados de pacientes y profesionales clínicos; facilitan la comunicación entre distintos niveles asistenciales; desarrollan la atención sanitaria al paciente y las consultas entre profesionales en un entorno de movilidad; permiten una mayor cercanía entre los agentes de los procesos sanitarios y agilizan las relaciones, mejorando los mismos; repercuten en mejoras en los tiempos de atención y posibilitan ahorro económico.
Casos prácticos de Telepresencia
Para que este tipo de proyectos de Telepresencia tenga garantías de éxito en un entorno sanitario de la complejidad de un territorio muy amplio y con mucha dispersión se han tenido que dar de condiciones técnicas, organizativas y de seguridad. En concreto, la tecnología debe integrarse en la práctica asistencial y debe contar con una curva de aprendizaje mínima para los usuarios y no causarles molestias con su uso; debe ser rápida y cómoda para profesionales y pacientes; el proyecto debe ser sostenible económicamente y debe dotarse con los medios adecuados para su implantación; debe integrarse en las redes de comunicaciones de la organización sin causar interferencias en las mismas, garantizando la seguridad de los datos transmitidos; y deben dotarse los recursos de gestión necesarios para asegurar la continuidad del servicio dada su criticidad.
La Telepresencia es muy adaptable, por ejemplo, al diseño de un Servicio de Diagnóstico de pacientes de Ictus. Así, los especialistas situados en un Centro de Referencia pueden tener acceso visual al enfermo, que se encuentre en un box de urgencias de un centro alejado, sin necesidad de efectuar un desplazamiento. Con el mencionado acceso visual al paciente, bajo unas condiciones que permitan una valoración neurológica remota real y fiable (interacción en tiempo real con imagen de alta calidad) para poder indicar el tratamiento de trombólisis con seguridad, los especialistas pueden emitir un diagnóstico mucho más rápidamente, con el consiguiente beneficio para el paciente.
El proceso definido y en funcionamiento es el siguiente. Ante un caso de posible Ictus, las unidades de urgencias establecerán una sesión de Telepresencia con la Unidad de Ictus del hospital de referencia. El paciente podrá ser diagnosticado en el box de urgencias del hospital dónde se encuentre. Adicionalmente, el paciente podría ser tratado por los especialistas del hospital de referencia en un entorno de movilidad tanto de los especialistas como del paciente.
¿Qué es lo siguiente? Lo siguiente es lo que los servicios de salud quieran desarrollar. Los procesos de estos casos de uso se han desarrollado o están en pleno proceso, la tecnología esta ahí para ser usada y, finalmente, los actores que quieren liderar los procesos en muchos casos han dado un paso al frente. Solo nos cabe esperar que el impulso iniciado ni se pueda ni se deba parar.