Que la tecnología en sanidad ha llegado para quedarse es un hecho que nadie pone en duda. En la actualidad, los hospitales se han convertido en grandes centros de tecnologías de la información (TI), que realizan proyectos cada vez más complejos con la finalidad de contribuir a la seguridad del paciente y mejorar la calidad asistencial.
De esta manera, la Historia Clínica Digital se consideró un enorme avance. Su introducción supuso una revolución y un completo cambio de paradigma en la atención sanitaria. Las antiguas e interminables carpetas almacenadas en archivos físicos, atestados de historias clínicas en papel, fueron dando paso a una nueva historia digital con acceso más rápido, eficiente y seguro.
Debido a la rapidez con la que avanza la ola tecnológica, nos encontramos en medio de una auténtica revolución. ¿Qué mundo nos espera? El abanico de posibilidades es muy amplio. Comencemos, por supuesto, por la Inteligencia artificial (IA). La IA utiliza algoritmos con el objetivo de crear dispositivos o software que repliquen las mismas capacidades del ser humano. Supone, por tanto, una mejora en la práctica clínica al dotar a los profesionales de herramientas para ser más precisos en sus diagnósticos. No son sustitutos de los humanos, sino que constituyen una ayuda a la toma de decisiones.