En la actualidad, según los datos de la Federación de Asociaciones de Daño Cerebral Adquirido (Fedace), se estima que residen en España más de 420.000 personas afectadas por daño cerebral . Su aparición provoca más incapacidad y número de muertes prematuras que el Alzheimer y los accidentes de tráfico juntos. A pesar de estas cifras tan alarmantes, los especialistas del sector sociosanitario coinciden en resaltar la falta de recursos existentes en nuestro país para tratar esta dolencia . Asimismo, también hay un problema latente de falta de coordinación entre las administraciones públicas de sanidad y bienestar social, que en ocasiones provocan que el paciente no reciba el tratamiento más adecuado, sobre todo una vez superada la fase aguda de la enfermedad.
A la existencia de centros públicos, se han ido uniendo paulatinamente iniciativas de entidades privadas, con y sin ánimo de lucro. En el primer caso, es destacable la presencia de entidades como el Institut Guttmann, las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús y la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, todas con centros especialmente diseñados para el tratamiento de esta patología. En cuanto a los grupos empresariales, en los últimos ejercicios, tanto operadores del sector geriátrico como hospitalario, han apostado por potenciar sus servicios a pacientes como daño cerebral, con especial relevancia de las iniciativas abordadas por Nisa, Casaverde o Miguel Domínguez.
No obstante, y ante la evidencia de la necesidad de nuevos recursos, algunas entidades han presentado ya nuevos proyectos. Entre ellas, destacan las iniciativas de Grupo 5, inmerso en la construcción de un centro en Alcalá de Henares; Fundación Polibea, también pendiente de la puesta en marcha de otras instalaciones asistenciales; y Cognitiv@ Unidad de Memoria, con un proyecto para la puesta en marcha de hasta 25 centros especializados en terapias de estimulación.