Oxígeno medicinal:
Además de en los tratamientos de oxigenoterapia, se utiliza por ejemplo para la alimentación de los respiradores de anestesia y reanimación.
Nitrógeno:
Se utiliza para la reconstrucción de aire medicinal y como excipiente quirúrgico. También es de utilidad en los procesos de congelación de sangre y derivados, esperma, médula ósea y órganos para trasplante.
Óxido Nitroso:
Es extremadamente seguro para uso medicinal por ser no inflamable. Además, cuenta con un bajo coeficiente de solubilidad. Su principal aplicación es la anestesia general, como coadyuvante de otros agentes anestésicos inhalatorios o intravenosos.
Aire Medicinal:
El aire medicinal se obtiene mediante la compresión de aire atmosférico purificado y filtrado o de la mezcla de oxígeno y nitrógeno. Se utiliza para ventilación mecánica (anestesia, reanimación y ventilación) y en aerosolterapia.
Dióxido de Carbono:
Se trata de un gas incoloro e inodoro, especialmente indicado para criocirugía (dermatología, ginecología, proctología y oftalmología). Asimismo, también tiene aplicación para la insuflación de cavidades en laparoscopia y para la generación de atmósferas controladas.