Alimarket Sanidad y Dependencia: El Gobierno de España publicó en 2012 la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad. ¿Cómo valora sus resultados?
Antonio Zapatero: Al tener 17 consejerías de Sanidad, lo que ha ocurrido en estos seis años es que cada una ha ido trabajando en aspectos de cronicidad de forma no homogénea: hay algunas más desarrolladas, como País Vasco y, a lo mejor, Andalucía; otras que menos y otras que no han empezado. El nivel de desarrollo es diferente. Siendo como es, probablemente, el principal problema al que se enfrenta el sistema sanitario en el momento actual, la valoración que hacemos es que no esto va demasiado bien, o como debería ir.
Una de las cuestiones que hablamos en el último Congreso, que está organizado por las sociedades españolas de Medicina Interna (Semi) y Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), es que ha llegado el momento no sólo de hacer diseños organizativos o marcos teóricos, sino también de invertir en recursos. Y hablo fundamentalmente de recursos médicos y de enfermería. El papel de la enfermería en los proyectos de cronicidad es clave. También es clave la Atención Primaria y los servicios de Medicina Interna. A fecha de hoy, la inversión que se está haciendo en la mayoría de las comunidades es baja. Se están haciendo cambios organizativos para atender la cronicidad, sin el consiguiente refuerzo, fundamentalmente, de recursos humanos.
A.S.D.: ¿La atención a los pacientes crónicos es similar en toda España?
A. Z.: No, no es igual en todas las comunidades. Ni los recursos ni la implicación de las consejerías es similar. Ocurre lo que hablábamos, que desde que se puso en marcha la Estrategia algunas comunidades han ido más rápido y otras están muy en mantillas.
A.S.D.: Además de reforzar la inversión en recursos humanos, ¿qué más se puede hacer para mejorar?
A. Z.: Esta mañana he leído en un diario digital que el envejecimiento puede disparar el gasto en más de 20.000 M€ en 2050 y las partidas para las pensiones, la sanidad y los cuidados de larga duración podrían suponer el 21% del PIB en ese año. ¿Qué puede hacer España? Lo primero es darse cuenta de que esto es una realidad y un problema de primera magnitud, pero no sólo por el impacto económico, que también. Sino porque la forma de atender a estos pacientes no es lo que estamos acostumbrados a hacer.
Por un lado, hay que aumentar [la inversión] en la Atención Primaria, fomentar la Enfermería y la Medicina Interna. Digo esto porque tanto Primaria como Medicina Interna compartimos un aspecto fundamental: tenemos la visión global y generalista del paciente. Lo que propugnamos, y está recogido en los planes de cronicidad, es que hace falta un responsable asistencial —puede ser de estas dos especialidades—, que ejerza de coordinador y permita tratar a estos pacientes con un abordaje integral. Y no solo es importante la parte médica, que lo es, sino también aspectos como la esfera psíquica, aspectos sociales, sus hábitos, etc. Tiene que haber una valoración integral del paciente, donde también interviene el trabajador social.
Lo que hace falta es que entre todos los que intervenimos (médicos, enfermeros y trabajadores sociales) se haga un plan terapéutico individualizado para cada paciente. Y también es muy importante no ser muy agresivo con ellos: por la edad que tienen, no se les puede tratar como a uno que tenga 30 años o menos patologías. No hay que hacer más daño del que tiene ya la propia carga de la enfermedad.
A.S.D.: ¿La tecnología puede ser útil en este ámbito?
A. Z.: La tecnología debería tener mucha presencia. Se trata de que estos pacientes, a través de sistemas tecnológicos, puedan comunicarse con su enfermero o con su médico, para enviarle sus signos vitales, la tensión arterial arterial, la temperatura, la frecuencia respiratoria, el peso, etc. Eso llegaría a un enfermero o un médico, y por vía telemática, sin que esté presente, podría comunicarse con el paciente, que se ahorraría el desplazamiento y una visita innecesaria. Además, el paciente tendría un mayor nivel de seguridad, porque vería que alguien está detrás viendo cómo le están yendo las cosas. Aquí hay un gran campo de desarrollo para la tecnología y para el manejo de este tipo de pacientes.
A.S.D.: ¿El problema de la cronicidad es generalizado en países de nuestro entorno?
A. Z.: Mantenemos relación con otras sociedades científicas europeas y quizás tengo que decir que si en España tenemos todavía margen de mejora, en Europa todavía lo tienen mayor. No están muy desarrollados los aspectos de cronicidad.
El sistema de coordinación entre niveles de España se adapta bastante bien al paciente con enfermedades crónicas. Lo que hay que hacer es, usando esa base, fomentarlo. En Europa, la forma de entrar en el sistema varía con los países. Y desde luego no tenemos conocimiento de que ninguna experiencia europea, por el momento, esté dando respuesta al problema, más allá de avances puntuales.