Desde hace algunos años, varios operadores franceses se han interesado por entrar de lleno en el mercado geriátrico nacional. Se trata de una tendencia que inició hace casi 13 años el grupo Orpea, con la adquisición de la gestora nacional Care. A esta operación de gran magnitud siguieron otras sonadas incorporaciones a nuestro país, como la de Maisons de Famille, que compraba inicialmente Adavir y, posteriormente Amma; o DomusVi, que se hacía con Geriatros y SARquavitae, fusionando ambos negocios para constituir el actual líder del sector de atención a la dependencia nacional.
Recientemente, el grupo francés Emera diseñaba un ambicioso plan de crecimiento en España, donde pretendía alcanzar las 4.500 camas en un plazo de 5-6 años, apoyándose para ello en la experiencia de antiguos directivos del grupo gestor Amma. También hace poco tiempo, Colisée entraba de lleno en España con la compra de STS y la posterior incorporación de otras dos instalaciones (el grupo disponía ya de un geriátrico en Sant Cugat). Además, el grupo francés materializaba hace unos días una operación corporativa a gran escala, adquiriendo la belga Armonea, presente en tres países europeos. En esta decisión de compra, pesó especialmente el negocio geriátrico español, donde Armonea estaba presente a través de La Saleta Care, grupo con el que llevaba años desarrollando un ambicioso plan de expansión.
Korian hacía lo propio con la adquisición de la andaluza Seniors y la suma de otras dos instalaciones de su compatriota Omega en la Comunidad Valenciana; y SGMR elegía nuestro país para iniciar su andadura exterior, a través de un plan de expansión más controlado. Además, Alimarket Sanidad y Dependencia conoce ya negociaciones o intenciones de otros grupos de extender su negocio hacia nuestro país.
Pero, ¿qué hace tan atractivo nuestro sector para los operadores del país vecino? Inicialmente, la respuesta parece clara: el sector geriátrico español se encuentra ahora mismo en plena expansión. Aunque las cifras de demanda varíen según las fuentes a las que se consulten, lo cierto es que en nuestro país existe una carencia de camas, que propiciará el interés de todas las partes implicadas.
Así, los inversores, cada vez más presentes en nuestro sector geriátrico, desplegarán su músculo financiero y las administraciones públicas facilitarán la puesta en marcha de nuevas iniciativas (suelos, licencias, compromisos de concertación, etc.).
Este posicionamiento inversor resulta especialmente atractivo para nuestros vecinos, ya que Francia cuenta con un mercado geriátrico mucho más consolidado. Practicamente, podríamos decir que está copado el parque geriátrico galo y es mucho más difícil iniciar nuevas obras. Es por ello que se trata de un sector más acostumbrado a la compra-venta no solo de grupos y gestores, sino también de activos.
España sigue teniendo un sector geriátrico atomizado, aunque las operaciones registradas en los últimos años hayan reducido significativamente esta tradicional característica del mercado de atención a la dependencia nacional. Aún así, los expertos siguen augurando meses de nuevas operaciones corporativas y de incorporación de activos mediante adquisición.
En la actualidad, en Francia, cerca de 72.000 camas geriátricas están en manos de los cinco primeros operadores del país. Esta cifra se reduce hasta las 45.000 si atendemos al mercado español, si bien es cierto que las cifras tanto de población en general, como de población mayor de 65 años es más elevada en el país vecino (12,7 M de mayores en Francia y 8,7 M en España). Estaríamos entonces ante mercados de similares características en este sentido, lo que facilitaría el traspaso de conocimientos y estrategias entre ambos países.
Con todo, conviene recordar que la entrada de los franceses en nuestro país es fruto en muchas ocasiones de lo que se consideraría un crecimiento internacional natural. La cercanía y las relaciones que han existido entre ambos países podrían hacer llegar a plantearse incluso el motivo por el que este desarrollo no se ha dado antes, teniendo en cuenta que el francés es un mercado geriátrico más maduro y profesionalizado.
El crecimiento de nuestros vecinos en España ha coincidido además con un movimiento generalizado hacia la creación de grupos de atención a la dependencia internacionales, fundamentalmente europeos. En este sentido, son ya varios los operadores que además de en Francia y en España, disponen de presencia y han seguido incrementando sus redes en países como Bélgica, Alemania o Italia. La tendencia parece dirigirse ahora hacia grupos transfronterizos, algo que, si bien en el resto de la economía es mucho más común, en el sector asistencial no ha despertado hasta hace relativamente poco.
¿Y qué papel juega España en todo este proceso de internacionalización? Nuestro país se ha convertido en una pieza clave para los grandes operadores, debido a las sinergias que tradicionalmente ha tenido con otros mercados, como el portugués o el lationamericano. Así, son ya varios los grupos que han acometido su expansión en Portugal a través de las filiales españolas, por razones obvias de cercanía y conocimiento del país. Asimismo, otros tantos estarían analizando su entrada en este sector luso, que sin embargo tiene unas características algo diferentes, ya que, además de tratarse de un mercado más pequeño, en Portugal es notable el desarrollo de las entidades sin fin de lucro.
En Latinoamerica, también son varios los operadores que han aprovechado nuestro bagaje para iniciar su expansión por países como Brasil, Chile, Colombia, o Uruguay. Estos son sin duda mercados que, con sus particularidades, podrían resultar extremadamente atractivos para los grandes conglomerados y en los que, previsiblemente, encontraremos nuevas operaciones a corto plazo, con especial relevancia de las sociedades españolas.