«El futuro está en el senior living, porque las generaciones del ‘baby boom’ no van a querer que sus hijos tengan que cuidarlos»

Alimarket Sanidad y Dependencia.: En los últimos años, B\TA se ha convertido en uno de los estudios referentes en arquitectura geriátrica en nuestro país. ¿Qué destacaría como diferencial de los proyectos geriátricos frente a otro tipo de edificaciones?:

Marc Trepat: Para diseñar un edificio para personas mayores con dependencia lo más importante es conocer sus necesidades, así como las de la empresa operadora, para poderles dar una atención centrada en la persona de la más alta calidad, en un rango de precios aceptable. Las personas mayores deben poder seguir viviendo como ellos quieran. Nosotros apostamos por la distribución de los centros en unidades pequeñas de convivencia, como la fórmula más adecuada para conseguirlo. Pero debemos saber cómo combinar esas unidades para que sean viables económicamente, siempre teniendo en cuenta las necesidades de las personas, por delante de cualquier otro aspecto arquitectónico. Este modelo, que introdujimos en el mercado hace unos siete años, ha llegado para quedarse. En 2016 pocos creían que era viable económicamente, pero hemos demostrado que funciona y que las personas están mejor atendidas.

A.S.D.: En la actualidad, qué peso tiene el negocio geriátrico en B\TA? ¿Por qué ha apostado el estudio por este tipo de edificios?

M.T.: El volumen de trabajo de B\TA relacionado con el sector geriátrico representa el 90% de nuestra actividad, sobre todo residencias asistidas. Hasta 2007 estuvimos centrados en viviendas, pero, a partir de 2013, comenzamos a viajar, a investigar, a intentar aprender cómo son las residencias en otros lugares del mundo, donde se aplica la ACP de la forma más eficiente, y creamos nuestra propia metodología. Hemos apostado por la investigación y la innovación como única forma de hacer algo más que los demás por el mismo precio. Hoy somos capaces de proponer al operador algo mejor de lo que él traía en mente. Este es nuestro factor diferencial. En general el sector geriátrico es complicado si no se tiene experiencia, porque los proyectos de residencias son muy lentos, además hay que unificar criterios con el operador, el desarrollador, el inversor… Hay tantas casuísticas que el desarrollo de un proyecto es complejo.

A.S.D.: ¿Qué objetivos se ha marcado B\TA para los próximos años?

M.T.: Queremos hacer cuantas residencias asistidas nos permita nuestra capacidad y hacerlas cada vez mejor, seguir innovando y exportar nuestra metodología. En las unidades de convivencia nos sentimos un poco padres de la criatura, que hemos impulsado. Sigue habiendo operadores, que no entienden que sean viables, pero ya hay grandes grupos que están en nuestra línea y no entienden hacer una residencia que no esté distribuida en unidades de convivencia.

A.S.D.: Más allá de las residencias, están empezando a proliferar las denominadas soluciones de coliving y senior living. ¿Tiene B\TA algún plan en este sentido?

M.T.: Sí, también estamos intentando desarrollar una metodología para lo que se conoce como senior living, porque las residencias geriátricas están dirigidas solo al 5% de las personas mayores de 65 años, las que padecen dependencia, pero no a toda la población mayor. Creo que el futuro está en el senior living, porque las nuevas generaciones del “baby boom” no van a querer que sus hijos tengan que cuidarlos y, además, ya hay mucha gente en torno a los 60 años, que no ha tenido hijos que les cuiden y en las próximas generaciones va a haber más. El senior living soluciona las lacras de las personas mayores: la soledad, el aburrimiento y el sentimiento de inutilidad, que no se arreglan en casa, se resuelven en algún entorno donde haya personas con las que convivir, charlar o jugar a cartas, con unos servicios adecuados. El senior living será el futuro, no sé si en un año, en 10 o en 20. El problema fundamental en España es que el suelo es caro y mientras siga así costará desarrollar estos proyectos, porque con estos precios, si el usuario tiene que pagar una cuota muy alta, el alquiler no funcionará.

A.S.D.: ¿Qué pasos hay que seguir en el desarrollo de un proyecto geriátrico?

M.T.: El primer paso es el suelo, que nosotros no buscamos de forma proactiva, porque no tenemos un departamento específico, aunque en algunos casos sí nos ofrecen solares, que luego nosotros ofertamos a nuestros clientes. Pero, normalmente nos trae el suelo el desarrollador o el operador y, a partir de ahí, hacemos el estudio para determinar el número de camas que pueden salir; cómo se puede hacer; valorar si funcionará bien o mal; cómo puede ser el diseño…. Se hace un primer análisis cualitativo y cuantitativo, valorando el suelo, la orientación, situación y presupuesto y es entonces cuando el inversor/desarrollador o directamente el operador empiezan a tomar decisiones. Los acuerdos no son fáciles, porque operador y desarrollador tienen objetivos diferentes. El operador quiere tener la mejor residencia posible al precio que puede pagar, para conseguir el mayor rendimiento, y el desarrollador tiene como objetivo principal ganar dinero.

A.S.D.: ¿Qué diferencias destacaría entre el cliente privado y el público?

M.T.: Nosotros trabajamos básicamente para el sector privado, para operadores y para desarrolladores de residencias y sociosanitarios. Para nosotros es muy importante la relación con el operador. Necesitamos comprender sus inquietudes, aunque le ofrecemos nuestra experiencia para mejorar sus residencias. También trabajamos con el sector público, para ayuntamientos, incluso en el ámbito del asesoramiento a municipios para el estudio de viabilidad de posibles residencias. Pero es cierto que nos gusta menos trabajar con entidades públicas porque en los concursos no siempre se valora la calidad de la atención a las personas mayores, que es nuestro objetivo.

A.S.D.: Uno de los aspectos que priman los operadores es conseguir la mayor eficiencia energética y obtener calificaciones de calidad. ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta y qué soluciones se están ofreciendo?

M.T.: La eficiencia energética se consigue a partir de dos aspectos. El aspecto activo y el aspecto pasivo. El primero engloba los sistemas generadores de calor y frío, que han de ser lo más eficientes posible. Aquí se incluyen los sistemas de geotermia, la aerotermia y las placas fotovoltaicas, fundamentalmente. El aspecto pasivo es el que hace referencia a la piel del edificio, la envolvente, los materiales, equipamientos, las paredes, suelos, aquello que se coloca para aislar, de forma que se necesite menos energía para llegar al punto de confort. El conocido método ‘Passivhaus se basa en esto, en colocar los materiales más aislantes, que requieran menos energía. Al final todos intentamos hacer Passivhaus, pero cada proyecto es diferente, porque depende de la zona, el clima, etc. En función de las medidas se obtiene una u otra certificación energética. Nosotros, por metodología, siempre optamos a la certificación A.

Respecto a las calificaciones Breeam o LEED, entre otras, los llamados sellos verdes van más allá de la certificación energética, que solo se refiere al consumo de energía y generación de CO2. Para conseguir estas certificaciones, en la fase de proyecto ya se tienen en cuenta determinados parámetros y, posteriormente, en la fase de construcción, hay una serie de exigencias y protocolos sobre los materiales, colores, el diseño de los espacios, los jardines exteriores…

A.S.D.: ¿Aparte de la temperatura, qué otros aspectos son determinantes?

M.T.: Una de las claves es la luz natural, pero no un sol en el interior que pueda quemar o generar sombras. No siempre la orientación sur es la más adecuada y, si se elige, hay que tomar medidas de protección. También son necesarios espacios exteriores bien organizados, para que las personas mayores reciban un poco más de vitamina D y pasen más tiempo al aire libre. En cuanto al interior, se deben crear espacios parecidos a ambientes domésticos, relativamente pequeños para que el grupo de personas reciba el menor número de estímulos negativos. Una vez más, esto lo resuelven las unidades de convivencia, con menos personas, menos ruido, más orden, espacios más pequeños y más fáciles de comprender por el usuario.

A.S.D.: Para terminar, ¿cómo valoraría el nuevo modelo geriátrico propuesto por el Ministerio de Derechos Sociales?

M.T.: Estamos de acuerdo con el criterio de acreditación basado en unidades de convivencia, pero no creemos que fijar el límite en 15 personas sea apropiado, pues pensamos que una unidad de 20 usuarios distribuida en dos de 10 puede funcionar mejor que una de 15 aislada, porque la de 20 requiere los mismos recursos humanos que la de 15. Por otro lado, no creemos que sea necesario fijar un tope de 120 plazas por centro, porque si se distribuyen en unidades de convivencia el tamaño final del equipamiento carece de importancia.

La otra crítica que hago al acuerdo es que no ha tenido en cuenta la sostenibilidad económica. Una residencia con unidades de 15 personas y 120 residentes está muy bien, pero puede ser muy cara de gestionar. Hay toda una serie de cuestiones en el acuerdo que son discutibles, porque no se han nutrido del conocimiento que desde el sector estamos intentando explicar.

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