El sistema público ha dejado de realizar más de 9 M de consultas y cerca de 1,75 M de intervenciones quirúrgicas desde el impacto de la pandemia hasta finales de 2022, según las estimaciones elaboradas por Proyecto Venturi para el Círculo de la Sanidad, a partir de los datos oficiales de listas de espera que publica semestralmente el Ministerio de Sanidad.
El cálculo global de cirugías y consultas no realizadas por el sistema parte de incorporar a las estadísticas oficiales el diferencial acumulado de entradas y salidas de las listas de espera (pacientes sin atender), que son habituales cada semestre. Gran parte de ese diferencial queda al margen de las estadísticas del Ministerio de Sanidad por diferentes motivos: por ser pacientes transitoriamente no programables, por rechazo del centro alternativo, o porque están en espera de especialidades que no se analizan en el informe. Por tanto, el problema de las listas de espera es mucho mayor de lo que los datos reflejan, porque además crecen por encima de la actividad, y son el reflejo de la incapacidad del sistema sanitario público, por sí solo, para dar respuesta a tiempo a las necesidades asistenciales de la población.
En junio de 2023, unos 819.964 pacientes esperaban una intervención quirúrgica no urgente, 115.000 más que antes de la pandemia, aunque con un tiempo de espera ligeramente inferior (con una media de 112 días, tres días menos que en junio de 2019). En esa fecha entraban además en la lista de espera quirúrgica 1,5 millones de personas (cifra récord del periodo estudiado) y salían de ella 1,25 millones, dejando un diferencial de 250.000 pacientes sin contabilizar solo en ese periodo.
Por otra parte, la actividad de las consultas sucesivas cada vez ocupa más recursos y capacidad asistencial, en detrimento de las primeras consultas, frenando diagnósticos y prescripción de cirugías. En 2022 se realizaron 62,5 M de consultas sucesivas, en progresivo aumento desde que se tienen registros, frente a 24,64 M de primeras consultas, todavía por debajo de los 26 M que se realizaban en 2019, antes de la pandemia.
A esta circunstancia, hay que añadirle el incremento del censo de población general, el afloramiento de cerca de un millón de tarjetas sanitarias desde 2020, el progresivo envejecimiento de la población y un volumen de más de 20 M de pacientes crónicos, que someten cada vez más presión en todos los procesos asistenciales.
A la vista de estos datos, el Círculo de la Sanidad expresa su preocupación por la deriva de las listas de espera, que no dejarán de aumentar, mientras la población siga creciendo y los sistemas sanitarios continúen copando los recursos asistenciales ambulatorios con consultas sucesivas. Estos datos demuestran además la incapacidad del sistema público para reducir por sí solo las listas de espera hasta niveles razonables, que satisfagan con solvencia las necesidades asistenciales de la población.
Por ello, y para garantizar esa universalidad, el Círculo de la Sanidad apuesta por un pacto nacional de colaboración público-privada, que permita a entidades y comunidades autónomas abordar una solución conjunta para las listas de espera, con todos los medios disponibles, sean públicos o privados.
Las empresas del Círculo de la Sanidad trabajan con más del 80% de los hospitales públicos españoles y proveen a las administraciones sanitarias de servicios tan variados como el de la logística sanitaria y biosanitaria, la producción de gases de uso médico, la gestión de hospitales, electromedicina, ingeniería, consultoría, farmacología, tecnología médica avanzada y muchos otros, y son una parte esencial para el funcionamiento de la infraestructura sanitaria pública española.