Las galletas son un sector relativamente tradicional, con productos tan al gusto de todos como las galletas de chocolate, y otros que nunca pasan de moda, como las galletas digestivas. Sin embargo, los lanzamientos más populares de los últimos años han correspondido a productos que desafiaban la tradición. Dado que el consumidor tiene cada vez más donde escoger, el sector de galletas debe evolucionar constantemente para mantener su vigencia y atractivo.
Las galletas Oreo son un buen ejemplo: la marca lleva comercializándose más de 100 años, desde que la primera galleta Oreo vio la luz en 1912, por lo que encaja claramente en la categoría de galleta “clásica” o “tradicional”. Desde 1975, se han lanzado multitud de variedades y sabores de Oreo, incluidos el wasabi, la calabaza y especias, y el pastel de terciopelo rojo. Este año, la empresa incluso ha lanzado Oreo Mooncakes (pastel de luna) en Asia para celebrar el Festival del Medio Otoño. Además de los sabores, las marcas populares de galletas han renovado sus formatos para contrarrestar algunos atributos negativos asociados a las galletas dulces. Las presentaciones extrafinas, para consumir sobre la marcha, para comer de un bocado y para compartir han irrumpido en el mercado, a menudo publicitando un menor contenido calórico o ayudando al consumidor a controlar la cantidad ingerida.
Esto pone de manifiesto que las marcas de galletas no necesitan modificar radicalmente sus productos para captar el interés de los consumidores. De hecho, la tendencia “Confiamos en la tradición” de Mintel pone de relieve cómo los consumidores buscan refugiarse en versiones actualizadas de las formulaciones, sabores y formatos tradicionales. Aportar ideas creativas y añadir elementos innovadores a productos reconocibles puede ser suficiente, si se hace de manera inteligente.