La crisis de la Covid-19 ha impactado enormemente en la actividad del sector de la patata frita a nivel global, y evidentemente también en España, una vez que el grueso de los operadores del segmento concentran sus ventas de forma mayoritaria en el canal foodservice. Así, McCain declara una cuota de facturación en el canal del 92%, por un 94% de Eurofrits, un 93% de Farm Frites o un 70% de Lutosa. Desde los operadores consultados se traslada también una fuerte incertidumbre respecto a cómo y cuándo se retomará la normalidad en el canal, afirmando que “puede existir riesgo de haber un impacto negativo todo el año relativo a nuestras ventas”. Por otro lado, también se apunta a un sustancial incremento de la actividad en distribución organizada durante la etapa de confinamiento, principalmente en hipermercados, si bien en este caso, estos crecimiento no pueden compensar de ninguna forma el cese de la actividad en horeca.
Esta crisis ha venido a truncar el excelente comportamiento que venía presentando el canal en 2019 y los meses transcurridos de 2020, con evoluciones de hasta un 30% en las ventas, como ha sido el caso de Farm Frites. Y ha obligado al sector a poner en marcha planes de contingencia y racionalización en materia de inversiones y ahorros generales, a la vez que se trabaja ya en la próxima reapertura del sector. En este sentido, se apunta que “esta crisis ha supuesto un cambio significativo que plantea esquemas diferentes. Puede que no sea una revolución, pero sin duda alguna impulsará definitivamente la transformación de la industria de la hostelería y también de la cadena de suministro”. Así, entre las medidas más apremiantes se cita a la “transformación del modelo hacia la digitalización, muy importante en el suministro y proceso de venta al consumidor”.