La producción de carnes frescas y congeladas en España, las importaciones y las exportaciones muestran datos positivos en 2021, aunque el ritmo de crecimiento es menor que el de los años previos. Las perspectivas para 2022 versan en la misma línea, debido al inestable contexto. La inflación aumenta el precio de los productos, pero también de los insumos; la remisión de la peste porcina africana reduce las ventas de cerdo a China, mientras que otras enfermedades como la gripe aviar y la viruela ovina afectan a diferentes ramas del sector; y la imagen de la industria se enfrenta a debates como el nivel de consumo adecuado de carnes, el efecto de las “macrogranjas” en el medio o el trato que reciben los animales. Ante ello, las compañías confían en la innovación y la digitalización para aumentar su eficiencia a todos los niveles: desde productos más saludables hasta planes medioambientales, pasando por proyectos con avanzadas tecnologías para ampliar el catálogo (incluyendo iniciativas plant-based), mejorar la trazabilidad, la calidad o el bienestar animal. Y todo, con el impulso extraordinario prometido a través de los fondos Next Generation (Perte Agroalimentario) y la nueva estrategia de la Política Agraria Común (PAC), entre otros.