El sector de jamón blanco curado se enfrenta este año a la asignatura acuciante de aumentar sus precios de venta. Solo así, los fabricantes podrán salir, en mayor o menor medida, de la encrucijada en la que quedaron sumidos por el impulso de sus costes, esencialmente el pernil en sangre, cuya cotización ascendió un 35% entre 2022 y 2023. Ahora, se teme que la materia prima quede estabilizada en un alto precio -de 3,40 €/kg, al cierre de esta edición-, pero se espera que la subida de las tarifas del producto final se vea favorecida por la falta de existencias, derivada de la caída de las entradas a secadero. De cualquier modo, el recorrido alcista de los PVP dependerá del comportamiento de la demanda y de la competencia que ejerza el jamón/paleta ibérico, gama que vive un contexto contrario, es decir, de sobreoferta. De momento, en 2023, el ascenso del PVP medio de la gama de jamón/paleta de cerdo blanco fue del 6-8% y, en el canal de alimentación nacional, su venta aumentó un 2,7%, pese a la disminución del volumen en pieza. Las exportaciones totales de jamón (blanco+ibérico) se incrementaron un 3% y Jamones Segovia y Costa Brava Mediterranean Foods reforzaron su apuesta por el mercado estadounidense, con el montaje allí de plantas de loncheado. La articulación sectorial continuó con la entrada de Costa Brava Mediterranean Foods en el secadero de servicios Jamcal Alimentación -hasta entonces, propiedad al 100% de Vall Companys- y el aumento de la participación de Jamones Ancín en Jamones Arroyo. Por parte, Incarlopsa -proveedor de referencia de Mercadona- avanzó en su implantación en otras cadenas y la actividad a maquila -con proyectos de Pernils Llemena y Jamones Albarracín-, el loncheado y la sostenibilidad energética concentraron las inversiones.